martes, 17 de marzo de 2015

Guasquero minuano premiado en la Patria Gaucha

La actividad humana es siempre una sorpresa, con destaques impensados, con silenciosos trabajos donde pesa más el amor que lo material. Pocas semanas atrás el minuano Marcelo Gallone, que asistió a la Escuela 1, al Instituto Eduardo Fabini y que en vacaciones se iba para el campo de uno de sus abuelos en El Soldado, se vino con varios premios en guasquilla de la 29ª Fiesta de la Patria Gaucha de Tacuarembó, por segundo año consecutivo.
Joven, afable, cálido, cuenta que ahí, en esas vacaciones en El Soldado, se inició en la guasquilla “rompiendo los cocos en los galpones, cuando abuelo hacía guascas, cosas rústicas, coyundas, sobeos, lazos, yo miraba, y ahí empecé a aprender. Lo primero fue un corredor y un botón, después mi tío me regaló las cartillas del Codicen, y ahí ya empecé más en serio, después un amigo me regaló el libro Trenzas Gauchas (que saca de debajo de su mesa de trabajo y lo muestra) y ya no paré más, se destroza mucho cuero, pero es como se aprende, y ya van 21 años en esto”.

SU TEMPLO Y SU VIDA

Estar en su taller -“voy a tener uno mejor cuando termine la casa que me estoy haciendo, esto es un tallercito, para ir trabajando ahora, porque de esto vivo”- es sentir ese mundo activo de herramientas, una hornilla con grasa y miel en una olla para suavizar el cuero, y trabajos terminados, empezados, tientos cortados, trenzas, todo en un orden personal y prolijo. “Aquí estoy muchas horas”, dice, mientras se escuchaba en la radio la voz de Rubén Olivera, cantando “Interiores”, y después las voces de Larbanois y Carrero cantan “Milagro”, y seguirá Santiago Chalar con “Pida patrón”, y Los Orilleros cantan “El gatiao viejo”. Hay ambiente en el taller, de trabajo y tradición.  

“ES TAN NOBLE LA MATERIA PRIMA”

Gallone cuenta que esto de la guasquilla “primero fue como hobby: hacía una guasca para un amigo, una presilla, un cinto, siempre investigando e investigando, porque es como se aprende, porque es tan noble la materia prima, el cuero, y tan variadas las técnicas, que uno empieza a investigar y se muere aprendiendo. Y desde hace unos años es mi medio de
vida, junto con las clases de guasquilla que doy. Hasta hace poco vivía en Montevideo, después de trabajar en varias cosas acá, me fui, porque es donde se centra más todo, contactos, ventas, clases, trabajo, aprendizaje, pero está bravo y nos vinimos con mi familia, mi señora y mis dos hijas. Y bueno, aquí estoy, siempre sigo investigando y aprendiendo”.
Respecto al aprendizaje, recordó a un amigo de La Paloma, Durazno, que falleció hace un año y medio. “Estuvimos un día y medio para sacar un corredor, lo sacamos más o menos, se fue para su pago, lo sacó completo, y lo armó en un palito, en un paso a paso para que yo lo sacara. ‘Te voy a mandar el corredor Marcelito’, me dijo -era un hombre grande, de 70 y pico de años-, me manda el corredor y le da un infarto. Moraleja, te morís aprendiendo”.

SE CONSIGUE FÁCIL

En Minas, “gracias a Dios”, no es complicado conseguir el cuero. “Se consigue en los abastos el cuero de vacuno, recién sacado del animal, lo estaqueo, lo longeo, (sacarle el pelo). También tenemos lonja de chivo y de caballo, trabajo con los tres. La lonja de vacuno es para todo, la de potro es para las terminaciones, para botones, corredores, trenzas finas. Yo lo estaciono el cuero, que es importante para después trabajarlo”.
Hablar con Marcelo Gallone es hablar con un apasionado de lo que hace, y reconoce con alegría que “no es un trabajo cansador para nada. ¡Qué va a cansar! A mí me apasiona, me levanto a las 5 de la mañana y termino a las 12 de la noche, cansa como todo, porque estoy mucho sentado y hay que moverse, pero cuando ves los resultados, hay satisfacción”.

¿Cómo es competir? 

Se juntan todos los guasqueros que se animan a competir, hay muchos mejores guasqueros que nosotros, que están metidos en las estancias y que no salen. En las competiciones hay tres categorías, trabajo, paseo, y tiento fino, y hay tres premios por categoría. Nosotros designamos la pieza que es para esa categoría, hay un jurado, según el trabajo que puede ser fuerte, sencillo, porque las guascas son herramientas de trabajo.
Hay mucha competencia, el nivel es alto desde hace unos tres años, lo bueno que tiene la competencia que el pugnar entre vos y yo hace crecer, a querer siempre tener el mejor trabajo, y eso es muy bueno, hay muy buen relacionamiento, pero en lo que es la pugna por dentro hay siempre puja. Hay dos competencias, en la Patria Gaucha en Tacuarembó hace unos días y en mayo en la Expo Otoño del Prado.

En la Patria Gaucha ganó

Sí, las dos veces que me presenté gané, no todos los premios, el año anterior gané en paseo y tiento fino, y este año gané en trabajo y tiento fino.

¿Cómo se llega a esa perfección del trabajo, las texturas, las formas, las combinaciones de los tientos, las terminaciones?

Para eso estuve 21 años y 3 meses, 21 años tratando de aprender, y 3 meses para ejecutarlo. (Muestra el rebenque ganador en la Patria Gaucha, una preciosidad, es imposible describir los detalles, los ajustes, terminaciones, adornos, todo de una delicadeza y un arte superior). Hay trabajos en los que no estás todos los días o todo el día hasta terminarlos, porque me aburro, sigo con otro, o empiezo otro,  y también los pedidos que me llegan, que es trabajo. Pero siempre hago un lugar para las piezas mías, pero tengo de trabajar para comer, no hay vuelta.

Muestra otro rebenque que dice que “tiene un corredor al medio, tiene 17 metros de tiento y me llevó día y medio hacer el corredor solo”. ¿Cómo arma el trabajo, el diseño, o va saliendo?

No, no. Se plantea el proyecto con dibujos, según lo que se va a hacer, la guasca tiene medidas a seguir, para lo que sea -un bozal, una rienda, una presilla- , respetando esas medidas lo demás es arte. Hay cosas que uno se imagina, pero cuando las ejecutas no salen como quería, el lograr ejecutarlo muestra el crecimiento del guasquero. Si me planteo ornamentaciones y no me sale, tengo que buscar la forma que me salga.

La prolijidad y la destreza de cada pieza, hacen que el cuero en las distintas trenzas y cruces quede compacto. ¿Para eso qué se hace?

En la trenzada se va enjabonando, trenzando, cinchando, y la trenza tiene que quedar parejita, y después con un tiento mojado se pasa y empareja todo, y se le cuelga una pieza para que quede derecha. (Muestra diferentes trenzas, y lo que describe como una cosa simple para él, es una obra de arte).

¿Hay mercado?

Hay mercado para alta gama, es un trabajo que vale, hay piezas que no tienen valor, porque generalmente son piezas únicas. Al principio me movía acá en Uruguay, pero últimamente estoy vendiendo en Brasil, Chile, Argentina, México, Estados Unidos, he vendido para Inglaterra, que son clientes más que exigentes, muy espontáneos, he vendido fustas sobre todo. Por Facebook hago muchos contactos, que como herramienta de trabajo es muy efectiva, también los contactos salen de las clases que doy y últimamente saliendo a competir.

¿Hay guasqueros en Uruguay?

Sí, hay guasqueros y muy buenos, no tenemos que envidiarle a nadie, porque hay grandes guasqueros. Hay muchos guasqueros que son manos escondidas, están en las estancias, hacen algún rebenque, algún preparo, pero quedan en eso, pero hay gente excelente. Acá en Minas tenemos seis o siete, pero salen tres o cuatro, pero si saliéramos todos hacen fuerza. 

¿En Minas no da clase?

No, no se ha dado, generalmente doy en Montevideo, vienen brasileros, son clases exclusivas y personalidades, de una semana o dos, y se trabaja mucho y luego se vuelven a Brasil de nuevo, y queda el contacto. Que venga gente de otro lado a aprender conmigo me llena de orgullo, porque yo soy un minuano más, un loco de la bolsa que siempre aspiró a hacer algo en esto, que hoy por hoy paro la pelota y digo donde estoy -y no es por arrogancia-, pero no puedo creer lo que he conseguido.

Los premios lo respaldan.

Son una gran satisfacción, un gran reconocimiento, como todo artista es la aprobación.
Porque siento que somos eso, artistas. Y duele a veces que la gente piense que el guasquero se ha perdido, hay guasqueros y soberbios guasqueros.

¿Es un producto caro?

Es mucho el trabajo, el tiempo. Es difícil llegar a los precios, ese rebenque que ganó en la Patria Gaucha sale 1.300 dólares, tiene terminaciones en marfil, oro y trenzas muy finas, todo hecho por mí. Es único. Se hacen muchos trabajos para regalos institucionales, para los premios de Maroñas.

¿No expone en Minas y Abril o en Semana de Lavalleja?

No, no hay espacio. La IDL no nos da lugar, y es una lástima porque vendríamos muchos a exponer. Conversando con un amigo -uno de los mejores guasqueros y muy buena gente, Antonio Larrosa, que da clases-, nos preguntábamos qué podemos hacer para promover el trabajo de los muchos guasqueros que hay. Minas y Abril sería un ámbito muy bueno para que la gente vea lo que se hace. Que vean que en Minas están los mejores guasqueros, no por mí, por Antonio, por el padre de él, don Líder Larrosa, que es impresionante, y merece que se lo reconozca, y varios más que son muy buenos.

¿Qué expectativas tiene?

Seguir trabajando. Me estoy preparando para la Patria Gaucha del año que viene, estoy trabajando un cuero para un proyecto de la Expo Otoño, y para setiembre. Esto es así, siempre mirando para adelante, y haciendo, aprendiendo y aprendiendo, no hay otra.
Para comunicarse con Marcelo Gallone pueden hacerlo al teléfono 099 62 90 11 o en Facebook Marcelo Gallone Chiribao, o a través del correo electrónico, escribiendo a  marcelo.gallone@gmail.com 

0 comentarios :

Publicar un comentario