jueves, 15 de noviembre de 2012

Raúl Ronzoni y un libro sobre la descomposición moral y ética del ser humano

“EL DRAMÁTICO HECHO DE ALFREDITO FUE EL QUE MÁS ME CONMOVIÓ Y ME SACUDIÓ”


El periodista Raúl Ronzoni estuvo en la Biblioteca Municipal de la Casa de la Cultura de Minas, presentando su último libro, “Asesinos y Cía”, al que considera “la continuación de mi libro anterior, ‘Criminales’ -los títulos son primos hermanos-, y traté de plasmar en negro sobre blanco, parte de las historias que transcurren en nuestro país y que rara vez se escriben.

En general, los historiadores, los estudiosos, entre ellos don Juan Pivel Devoto, se han dedicado a la historia política, a la historia económica, a la historia social, el desarrollo de las sociedades a través de las vertientes más importantes o de las vertientes que más influyeron. Los hechos de sangre, los hechos delictivos, rara vez se abordan como instrumentos históricos y esto de alguna forma pretende abarcar una serie de décadas del país”, dice Ronzoni al comienzo de la conferencia de prensa.

En “Asesinos y Cía”, el periodista tomó un hecho ocurrido en 1970, el secuestro del Cónsul brasileño Aloysio Días Gomide por parte del MLN-Tupamaros, donde “aprovecho para hacer una serie de consideraciones históricas, políticas, socioeconómicas y delictivas de la etapa que abarca desde el último gobierno del Colegiado blanco de los ’60, hasta 1970/71, cuando cae la cúpula del MLN”.

Luego el libro salta a hechos más recientes como el de un anciano que mata por piedad a su esposa; un conocido contratista deportivo que mata a una joven en un accidente y procura evadir responsabilidades, asignándoselas a un empleado; una mujer que ordena asesinar a su hijo minusválido para gozar del dinero y el amor, que transcurre en Minas -el asesinato de Alfredito Machado-; los feroces asesinatos en una estancia de Colonia cometidos por un familiar; y el padre Antelo y la comunidad Jerusalén. Lo que sigue es parte de la conversación con el autor.
 
¿Es más difícil abordar la historia reciente?

Es más difícil porque todos estamos cargados de subjetividad, de emociones, de pasiones, de familiares, de amigos que la vivieron de uno o de otro lado, es muy difícil porque el lector en general le atribuye al autor una intencionalidad que de repente el autor no tuvo. Yo lo que traté de hacer es basarme en hechos, y consulté, para el caso del MLN, tanto a policías, expolicías, diplomáticos y a gente del MLN que lo integró en su momento. Está todo citado al final del libro.

¿Fue más complejo abordar el secuestro del cónsul, que fue hace 40 años, que involucra a otros países, que a otros más cercanos, como el asesinato de Alfredito Machado?

Tengo dudas de que sea más complejo. Yo escribo con mucho rigor. Tengo horarios para escribir. Una vez (Gabriel) García Márquez, en un curso que tuve la fortuna de hacer en Cartagena de Indias, me dijo: “el talento y la inspiración duran diez segundos; el trabajo dura toda la jornada”. Y es verdad. Si tú te pones a trabajar, como hago yo, a las 8 de la mañana, y escribo o investigo o mando mails o utilizo Skype hasta las 12, paro y vuelvo a las 3 de la tarde y sigo hasta las 8 de la noche, no hay nada que sea más difícil o más fácil, en la medida que tu pongas siempre el mismo rigor.

El dramático hecho de Alfredito fue el que más me conmovió y me sacudió, porque implica el terrible desamor de una madre, el sadismo de una mujer hacia su hijo, la contratación de dos sicarios para matarlo, el resultado de la muerte, y finalmente, la insólita liberación de la que fueron objeto por gracia de la Suprema Corte de Justicia, presumo que los liberó por gracia, por los 80 años de edad que tenían.

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