jueves, 1 de octubre de 2015

Homenajearon a Eduardo Mondello y Margaret Burgueño

En el marco de actividades sobre la memoria y la historia reciente, realizadas en el Centro Cultural La Casa Encantada, se exhibe allí la exposición “Fotógrafos de la apertura. Camaratres. Uruguay 1983-1985”. Además se organizó una mesa de diálogo con los ediles Ernesto Cesar y Julián Mazzoni, -Primera Página ya informó sobre ambos eventos-. A esto se sumaron los homenajes a Eduardo Mondello y a Margaret Burgueño, por José Mondello, Ramón Lentes, Mariela Leis y el grupo Encuentro Lunar.


EDUARDO MONDELLO

Recordaron a Eduardo Mondello su hermano José “Pepe” Mondello y Ramón “Tito” Lantes. Ambos manifestaron su alegría y sorpresa por recordar a Eduardo. Su hermano, dijo que “desde niño fue buenísimo. Éramos seis hermanos. Eran tres mujeres, mi padre quería el varón y aparecí yo, y luego tuvo suerte y apareció Eduardo. Hasta que Eduardo tuvo 12 años éramos compañeros de juegos, como todos los niños. Luego mi padre se lo trajo para Minas y aquí hizo liceo, conoció a su novia, se casó con una minuana. Para mí fue la visita a Minas, y me venía en bicicleta a veces, porque aquí estaba Eduardo y tenía su barrita de amigos que yo compartía. Luego fuimos militantes del Partido Socialista, después cambiamos de militancia para el MLN, además de hermanos y amigos, y de compartir las barras, compartimos la militancia”.

LA INJUSTA MUERTE DE EDUARDO

Señaló Pepe que para él, para Piriápolis “y para gran parte de Minas”, hubo un antes y un después “de la injusta muerte de Eduardo”. “Y para mi familia, ni hablar. Fue espantoso. Quedó un terror en Piriápolis. Me prohibieron ir a vivir allí después que me soltaron del cuartel. Cuando volví a Piriápolis, cuando mis padres aún vivían, me pasaba lo mismo que a mi sobrino Marcos (hijo de Eduardo), nos sentíamos mal allí. Se sentía aquel miedo, aquel terror que hasta hoy la gente siente, estando en plena democracia. Tenemos que vencer eso, si no jamás vamos a tener una verdadera democracia. Mi hermano cumplía con uno de los requisitos para ser un gran demócrata: era fraternal con todo el mundo. Para él no había banderas, era compañero de todos”.

“¡QUÉ DIFÍCIL ES CONTARLO!”

Ramon “Tito” Lantes, agradeció la invitación. “Es un honor participar de esto. Yo soy serrano. Soy nacido en la 2ª Sección, en Solís de Mataojo, con dignos representantes como Eduardo Fabini, Manuel Espínola Gómez y Juan Capagorry. Por la vida terminé trabajando en Pan de Azúcar. De ahí me vinculé con Piriápolis, con la familia Mondello, con Pepe y con Eduardo. La vida, nuevamente, nos volvió a separar. A él en Punta Carretas y a mí en el Regimiento 4 de Ingenieros. A él lo llevan, a mí me liberan, a él lo liberan a los pocos meses, nos volvemos a encontrar. Y seguimos ese camino juntos hasta 1976. Nuevamente a él lo llevan, muere, y salimos de su entierro y nos llevaron a nosotros. Fue un desmadre de violencia y de terror, qué difícil es contarlo, transmitir. A veces van saliendo, objeto de los cruces, de las conversaciones, como en cuentagotas. Es algo parecido a lo que sucedió con las víctimas del nazismo. Las experiencias traumáticas dejan una secuela que lo único que las puede vencer es el tiempo”.

INDIVIDUALISMOS POTENCIADOS

Respecto a Eduardo, dijo que los unía, además de la afición a la fotografía, “la sensibilidad”. “Me gustaría recordarlo (y que todos lo hicieran) con una media sonrisa, una sonrisa medio de costado que pintaba a Eduardo de cuerpo entero. Pienso también que el mejor homenaje que se le puede hacer es recordarlo en este momento y en el entorno de una mesa redonda sobre la democracia. En estos momentos en que el individualismo está potenciado a través de todos los medios, donde se estimula el ‘hacé la tuya’, el nuevo uruguayo, que es todo lo contrario a lo que es la participación, la fraternidad, el pensar en el otro, de respetar al otro, cosas fundamentales para una democracia”.

A TRAVÉZ DE LA LUCHA POPULAR

Tito tiene recuerdos de su “militancia temprana”. “Sentí todo el camino de violencia que se fue generando en Uruguay desde años antes del ’54 y que se iba expresando a través de distintos síntomas de la sociedad. De la dictadura se salió a través de la lucha popular, por supuesto, pero a través de un pacto con una base neoliberal, donde ese individualismo está inserto. Estimulación del consumo y reestimulación del individualismo para no resolver nada colectivamente. Pensar una nueva democracia es también pensar en un nuevo pacto social y político, porque esta democracia no es la misma del año ’85. Hay una agenda de derechos que no estaba presente en los otros pactos democráticos. Después que fueron satisfechas determinadas demandas de la democracia hay otras que contemplar, y hay otros sectores que vivieron oprimidos que deben ser contemplados en un nuevo pacto democrático. Son cosas que hay que pensar para adelante. Yo no le veo otra salida que no sea una Convención Nacional, para que se discuta una nueva constitución para discutir un nuevo pacto social. Tengo grandes esperanzas en el pueblo uruguayo porque lo conozco y he tenido muchas pruebas de su comportamiento y solidaridad. Cuando salí de mi primer período de prisión, vivía en Piriápolis. Entré a un comercio y su propietario se puso a las órdenes de lo que precisara, era el representante del pachequismo en Piriápolis. Él sabía quién era yo y yo sabía quién era él. Eso me demostró la calidad humana del uruguayo”.

SE INVITÓ, PERO NO VINIERON

Mariela Leis, señaló que para la mesa de debate y homenaje se invitó a representantes de otras fracciones políticas, “para que fuera el espectro más amplio posible, porque la democracia la construimos entre todos, la defendemos entre todos, sin cintillos políticos. Lamentablemente, por diferentes razones, no han podido participar pero queremos dejar en claro que la invitación fue formulada”.

MARGARET BURGUEÑO

Seguidamente, para recordar a Margaret Burgueño, Leis leyó pasajes de la oratoria de Narciso Renón cuando se colocó la placa en la casa de Margaret, en 2007, publicadas en Semanario Arequita: “Formabas parte de una juventud continental y uruguaya que desde la década del ’60 supo ver y analizar la realidad, se involucraron en ella y se comprometieron con ella. En tu sencillez, en tu humildad, en tu austeridad, pero encima de todo en tu solidaridad, aportaste el ejemplo de tu presencia y permanencia en tus opciones y decisiones, no las violentas, no las de pistoleros o patoteros o terroristas, tampoco fueron opciones románticas o de revolucionarios de café, sino que sin otro delito que ser crítica, formaste parte de aquella juventud que por esto, por ser juventud y crítica molestaba, que decidió enfrentar con valentía y rechazar aquellos sistemas, estructuras y situaciones injustas, hirientes e indignas de nuestro país y de nuestro continente, y te uniste a los que trabajaron para cambiarla”.
Continuó Leis leyendo: “Nuestra historia no puede y no debe ocultar el conjunto de páginas que fueron, son y constituyen nuestra vida, nuestra historia y nuestra cultura. ¿Puede haber alguien que decida cuáles son las páginas que deben faltar? ¿Con qué derecho? Estamos contigo Margaret para que de nuestra historia, de nuestra cultura, de tu historia y de tu cultura jamás falte ninguna página. Margaret, cuentas con nuestra lealtad, te acompañamos siempre en tu vida como acompañamos, tal como tú hiciste y tantos jóvenes lo hicieron y lo hacen, al anciano, al enfermo, al niño desvalido, al que está sin trabajo o al que ha quedado sin familia”.
“Margaret, elegiste el mejor camino, el del amor comprometido, el del amor solidario como el de Jesús. En la vida y en la historia solo el que sigue la senda que él marcó y señaló, en esta senda de amor solidario, el hombre se hace hombre, la historia se hace historia y la vida es vida para siempre. Margaret, te seguimos acompañando porque formas parte de la historia nueva y de los hombres y mujeres nuevos, porque formas parte de nuestra historia, y porque de esta historia nunca faltarán las páginas de tu época y de tu vida. Esta placa que hoy todos contemplamos quiere perpetuar nuestra promesa y nuestro compromiso”,

Finalmente, integrantes del grupo Encuentro Lunar dieron lectura a poesías de Margaret Burgueño, lo que generó un clima emotivo y de comunión, entre las palabras de Margaret -desaparecida en la dictadura- y los hoy oyentes de su poesía.  

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