"EL HECHO DE ESCRIBIR Y PUBLICAR, NO TE HACE
ESCRITOR"
A principios de diciembre se presentó el libro
"Mujeres en su tinta", del escritor minuano Wilson Mesa, en la Feria
del Libro de Atlántida, a cargo de las docentes Cecilia Manzione y Solange
Laureiro.
Mesa nació en 1948 en Minas, donde cursó
escuela, liceo y se recibió de maestro (1968). Su carrera docente la realizó en
el departamento de Canelones, ocupando todos los cargos del escalafón, hasta
jubilarse como inspector departamental de Educación Primaria en el año 2002.
Según su blog, la literatura es “su segunda vocación”, luego de dejar la
actividad educativa. En 1983 recibe una mención en el concurso de cuentos del
Club Banco de Seguros con “La espera”, incluido en el libro colectivo “Los
Catorce Mejores Cuentos”, editado por Banda Oriental. En el año 2007 fue
tercera mención en el Concurso Internacional de Poesía “María Eugenia Vaz
Ferreira”, con el libro “Contra-olvido” (inédito). En el 2008 vuelve a tener
mención en el mismo concurso, esta vez con el libro de poemas “Cuentasílabas”.
Ha publicado cuentos y artículos en los Semanarios “Minuano” y
"Arequita", de Minas; en el Semanario "Gaceta" y en la
revista del CCIFA de Atlántida. Se declara “un escriba en busca de lectores o,
lo que casi es lo mismo, un autor en busca de editor”.
MUJERES
“Mujeres en su tinta” contiene tres cuentos
donde las mujeres -ficticias- tienen un absoluto protagonismo, más allá de la
voz que esté narrando. El primer cuento “La ballena que lo pudrió todo” se
acerca más a la crónica -está relatada por una adolescente en primera persona-
sobre el vendaval del 23 de agosto de 2005, “que fue calificado de muchas
maneras por los meteorólogos después que sucedió, porque antes ninguno lo
avisó”, dice en el cuento con ironía. La acción transcurre en un balneario de
la Costa de Canelones -no hay duda que es Atlántida donde vive el escritor-,
con las consecuencias y pronunciamientos sobre la sociedad.
El siguiente, “El camino del Verdún”, está
contado en tercera persona, es un cuento cinematográfico, de acciones rápidas y
claras para contar la travesía desde Pando al cerro Verdún a pie. Tiene de
todo, desde momentos muy íntimos a una sorprendente bacanal de las vísperas del
19 de abril en la falda del cerro, o el cruento final de policial negro casi
rematando el cuento.
En el último, “La Gallega Solís”, el relator
es “el poeta”, uno de los personajes, lo que da una visión del personaje
central -Almudena Solís- muy potente. El erotismo, las emociones y el buen
diálogo entre los personajes crean un cuento muy logrado.
En los tres cuentos hay humor, a veces cruel,
a veces tierno, crítico, que alimentan y hacen más ágiles los relatos. El libro
pone una mirada masculina sobre la vida de las mujeres, sobre la fuerza de ser
mujer.
Como objeto libro, tiene una muy buena
encuadernación, con una hermosa portada y dibujos de Arinda González Bo.
Cecilia Manzione señaló en la presentación que
“el entorno y la mirada interior abren al lector la posibilidad de acompañar
los sentimientos de los personajes y de identificarse con ellos. Justamente, la
identidad es uno de los temas tocados en los tres cuentos. Los personajes la
exhiben y luchan por la existencia exentos de la realidad que funciona solo
como telón de fondo, ya que la dinámica del narrador entre la primera y la
tercera persona no se compromete con la historia: solo da cuenta de ella porque
le interesa la intimidad de los
personajes”.
TENSIÓN NARRATIVA
Por su parte Laureiro se refirió a Mesa como
“un autor hábil en la estructuración de los relatos, en el manejo de la tensión
narrativa, en el crescendo dramático y en los finales de los cuentos. Uno de
ellos nos deja una sonrisa irónica, otro nos sorprende, el último nos atrapa
con poética nostalgia. Es que el escritor maneja resortes y recursos que harán
la historia más interesante; los personajes adquieren de su mano, con su tinta,
una personalidad y una psicología que se nos revelan a través de su óptica.
Pero luego que esos personajes se lanzaron a andar y las situaciones relatadas
llegan al lector desprevenido y expectante, es el lector el dueño de la
historia, la hace suya, la internaliza, la recrea, porque la peripecia vital de
los protagonistas ha empezado a mover emociones, a integrarse a las
experiencias del lector, a formar parte de su propio paisaje. De ahí la enorme
riqueza del hecho literario”.
Wilson Mesa dijo que no se siente “para nada”
escritor. “Es una denominación demasiado grande, para mí”. Agregó que tiene
claro que “el hecho de escribir y publicar algo, no te hace escritor. Según mi
opinión, un escritor es aquel que tiene oficio, que ha dedicado todo su
esfuerzo a encontrar un estilo definido y que conquista al lector apenas entra
en contacto con él. Siempre lo digo, y lo he puesto como título de uno de mis
blogs, para tenerlo bien presente, que me considero apenas un escribidor, un
aficionado a la literatura que le dedica algún tiempo a llenar páginas (que por
suerte son solo para mí en principio) para ver si sale de todo ello un producto
más o menos aceptable, que pudiera, eventualmente, ser conocido por posibles
lectores...”.
Los textos de las docentes
Manzione y Laureiro y del autor Mesa son extraídos de una nota de Arinda
González Bo, publicado en la revista del CCIFA, Atlántida, enero 2013.
“Mujeres en su tinta”
de Wilson Mesa está a la venta en Librería Acuarela a $250.
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