Días atrás finalizaron los talleres que dicta la Dirección de Cultura de la Intendencia , y entre
ellos, se destacó el trabajo realizado a lo largo del año por la Escuela de Tango Oriental,
que encabeza el profesor Roberto Díaz, con cursos dictados en Minas y en las
localidades de José Pedro Varela y Solís de Mataojo.
Díaz comentó a Primera Página que “el
saldo es muy positivo, más allá que durante el año hubieron algunas
dificultades propias de un trabajo que lleva muchas horas de clase, pero en
líneas generales se trabajó muy bien y en forma intensa. En lo personal me
sentí muy cómodo en los lugares donde dictamos las clases”.
Referente al curso realizado en Varela, “sin
despreciar a nadie me encontré con una gente muy especial, muy abierta,
familiera, entonces obtuvimos un número de alumnos muy importante. Allí pudimos
realizar algunos trabajitos con niños también, lo que no solo me llenó de
satisfacción, sino también la tranquilidad del deber cumplido”.
En Solís “estuvimos con vecinos muy
consustanciados con la intención nuestra de llevar el tango a los distintos
niveles y edades. Me acompañaron muy bien. El día del cierre nos jugó una mala
pasada el temporal, pero de todas maneras el público acompañó en Casa de la Cultura de Solís, hecho
que me dejó tranquilo también”.
El cierre en Minas “fue algo distinto, en la
calle, con mucho público, aunque no todo el público pudo apreciar los bailes.
El motivo fue que contamos con algunas personas que son ciegas, entonces no me
podía arriesgar a hacerlos bailar arriba de un estrado, por lo que le
solicitamos a Loza por hacerlo en la propia calle, para darles seguridad, y eso
hizo que mucha gente no pudiera apreciar todo el trabajo. Más allá de eso,
estuvo muy bien, y el hecho de hacerlo afuera le dio un toque distinto”.
En el año próximo, Díaz pretende “seguir
dictando clases, pero eso ya escapa a nosotros, sino que será resorte de la Dirección de Cultura. Si
ellos estiman que puedo seguir, lo haremos con mucho gusto, y en el lugar que
me asignen”.
UN GRAN DESAFÍO
Dentro del espectro de alumnos con los que
cuenta la Escuela Tango
Oriental, en este año se incorporó una persona no vidente. “El tango –dijo
Díaz- no discrimina, es nuestro, es nacido acá. Vino esta persona y me dijo que
le enseñara a bailar tango, y si bien no era una tarea fácil lo tomamos como un
desafío. Esa persona se lució, porque aparte le pusimos como guía a una alumna
que hace muchos años está con nosotros en la Escuela. No solamente
estuvieron el otro día en este cierre, sino que también fueron a Montevideo y
se lucieron, fueron muy aplaudidos. Sin dudas que el mérito es de ellos, pero
podrán imaginar que la satisfacción personal es muy grande”.
LAS MEMORIAS
Las pasiones de Roberto Díaz son el tango y la
poesía. Con respecto al último rubro, sigue trabajando en sus Memorias, que
podrían editarse a mediados del próximo año. “El trabajo va encaminado, pero en
las Memorias no podemos hacernos trampas al solitario, hay que decir las cosas,
o de lo contrario no hacerlo”, finalizó.
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