martes, 14 de abril de 2020

Juan Scuarcia: “Debemos aprontarnos para el día después”


LA PALABRA SIGUE SIENDO LA HERRAMIENTA MÁS SEDUCTORA QUE TENEMOS, LA QUE MÁS NOS CONMUEVE 
En las redes sociales se puede ver leyendo un cuento de su autoría al escritor minuano Juan Scuarcia, autor de varias novelas, cuentos, obras de teatro y periodista, lleva adelante un taller literario en La Casa Encantada -forzosamente detenido por estos días-, es además veterinario.
Dada la situación generada por el Coronavirus, hay un importante número de artistas en las redes dando difusión a sus obras propias y ajenas. Al preguntarle a Scuarcia cómo surgió la idea de hacer alguna lectura de un cuento suyo a través de las redes sociales, respondió que la idea surgió de Romaca Libros, Roberto (Bonilla, dueño de la librería) me invitó a leer un fragmento de una novela o un cuento, es una iniciativa que llevan adelante también con otros escritores.

¿Qué expectativas genera esta lectura en las redes? ¿Hay una llegada a un público que puede ser renuente a la lectura? 
Los años me han enseñado a emprender proyectos con poca expectativa. Es como me fluye. Hay muchos escritores que utilizan las redes para su promoción, nunca diría que está mal. Pero para mi gusto hay un fino margen que separa el comunicar lo que se produce y el autobombo. Comunicar lo que uno hace es la parte complementaria de lo que uno produce. Pero, estimo que las redes nos llevan por un camino difícil en este aspecto. Otro tema es el relato oral, el audiolibro. Es una idea que se va plasmando con los años y me parece interesante. Desde hace tiempo había tentado a músicos y a teatreros amigos para grabar cuentos con una música creada para cada relato. Nadie me llevó el apunte. Entre otras cosas porque no tenía cuentos tan contundentes como para sostener el proyecto. Me gusta mucho leer mis cuentos. Y veo que es verdad lo que decís: hay un público que le puede interesar escuchar el relato y no leerlo. Para mí ese aspecto de la comunicación, suma.

El relato oral tiene su encanto. 
Sí, pero creo que un relato oral no se sostiene si la historia no es perfecta como cuento. No debemos olvidar que es lo más primitivo que tiene el ser humano: el relato oral. Lo que para algunos antropólogos es el origen de la palabra, lo que llevó al desarrollo del lenguaje. A los niños actuales, generación de la imagen, les encanta que les lean, escuchar. No es una idea novedosa, lo que sí tiene cierto desarrollo son proyectos de lectura en escuelas y bibliotecas que han mostrado que la palabra sigue siendo la herramienta más seductora que tenemos, la que más nos conmueve. Reconozco que podemos vivir de espaldas a eso. Pero no es novedad, en Uruguay, país de agua, vivimos de espaldas a los ríos, lagunas y mar y es quizá nuestra mayor fortuna.

Hay muchos músicos que hacen conciertos para las redes. ¿Se llega de la misma manera al público? ¿Es una manera de estar? 
Si bien escucho mucha música por internet, me parece que es lo que más utilizo, lo conciertos estos últimos que han salido por las redes no me llaman la atención. Me parece que responde, lo que todos hacemos, a un modo de apoyar en tiempos de crisis, de decir acá estoy. No está nada mal, por el contrario, pero no he mirado ninguno.

Económicamente afecta mucho a los artistas el parate de la pandemia ¿Qué sugerirías al gobierno? 
Las repercusiones económicas de este problema no se pueden medir aún.  A los artistas los afecta como a todos. Pero, en Uruguay, salvo los que tienen trabajo en elencos estables oficiales son pocos los que hacen dinero con la actividad artística. No es lamentable, simplemente es así. Claro, ahora está todo parado y decenas de proyectos quedaron trancados. Como dice una teatrera amiga, acá pagamos para hacer teatro, para expresar nuestra pasión, lo que se extiende a todas las artes. Entonces, quizá lo más traumático para ese universo sea que los proyectos estén casi muertos. Y claro, se verán perjudicados, como les pasa al resto de los uruguayos. No sé qué pedirle a un gobierno en una situación como esta, en relación a la cultura. Quizás lo más importante, y que hoy parece en segundo plano, es que no limite la libertad ni persiga a los artistas, moral ni físicamente. Que podamos seguir disfrutando la libertad creativa que se consiguió luego de la dictadura. Lo otro es plata, es negocio.

¿Cómo ves la situación de la cultura, la educación con este parate por la pandemia?
Hay muchos aspectos de la cultura que están parados y seguirán así durante la crisis. De todos modos creo que los artistas están creando, están produciendo para cuando pase el temporal. Tomás Cacheiro (excelente artista plástico, Treinta y Tres 1921-2002) decía que un artista tiene la esperanza cada vez que despierta, pues se levanta pensando en lo que tiene que terminar, en la idea que lo inspiró y debe concretar. Y eso es tener un salvavidas en este momento. Y creo que todo el mundo cultural sigue latiendo. La cultura del bagual y la payada está esperando a que esto pase, el teatro, los rockeros, las comparsas y los cocineros, de una manera u otra están con los motores prendidos. Debemos aprontarnos para el día después.  Esto significa seguir produciendo y trabajando. Recién tuve un ensayo de teatro por zoom, he realizado talleres literarios bajo esa modalidad. No es lo mismo, se sabe, pero es muy importante.

¿Y en la educación? 
En la educación veo que la situación va ser complicada para los gurises, pese al esfuerzo que hacen maestros y profesores. Va a ser un año que los gurises van a recordar con mucho trauma y habrá que trabajar en eso, ahora  y después. También veo que se busca que haya algo donde poder avanzar luego de que esto termine, lo que es claro es que nadie sabe las alternativas que se avecinan. Lo que va a durar la pandemia y las consecuencias son difícil de evaluar.

¿Y para el periodismo, sobre todo para los diarios, por el uso del papel, impresión, armado, distribución, todo hace que sea una situación muy complicada? 
La situación de los diarios en papel y de la prensa en general es complicada desde hace tiempo. Ahora El Observador dejará de salir en papel, pero las pocas ventas las tienen desde hace muchos años, décadas diría. Lo que debería llamar la atención es que no haya cerrado antes esa modalidad. Sin dudas hubo quien lo sostuvo económicamente. Yo trabajé en el diario La República y era un desastre desde el punto de vista económico. Cómo se sostienen tanto tiempo sin ventas, es un misterio. Nada claro. Opus, iglesia, gobiernos, grupos económicos. No es políticamente correcto, pero, salvo por los trabajadores que pierden sus empleos, no me conmueve demasiado esa noticia. Diferente son los medios del interior que son verdaderamente plurales y democráticos en su contenido. No sólo en Minas, en casi todos los departamentos los actores políticos y culturales tienen posibilidad de decir su verdad.

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