jueves, 25 de octubre de 2012

Centenario de Seccional 10ª de Varela


NOTICIAS DE JOSÉ PEDRO VARELA
En la mañana del viernes se realizaron los festejos por la conmemoración de los 100 años de la Seccional 10ª de Policía en José Pedro Varela.

La actividad se inició con acto protocolar con la presencia de diversas autoridades. En mencionado acto hizo uso de la palabra el Jefe de la dependencia, comisario Alberto Rodríguez Rodríguez, mientras que el profesor Uruguay Nieto dio a conocer una reseña histórica de la institución elaborada especialmente para estos festejos.

Fueron entregados reconocimientos a personal policial actual, como así también mención especial a Euclides Marichal, como el policía retirado con más años dentro de la institución, siendo 30 años de servicio.
También se entregó presente a Marilé Briano, profesora de dibujo de Casa de la Cultura, encargada de la obra pictórica en el muro del patio interior la cual fue inaugurada en este día.

El local de la Seccional contó con una exposición de armas y documentos históricos.

Además se dio lectura de telegramas con mensajes alusivos a la celebración.

Tras el descubrimiento de la placa y el corte de cinta, los festejos culminaron en club Centenario con un lunch para las personas invitadas.

UN POCO DE HISTORIA

El 12 de setiembre de 1912, por Decreto Departamental se crea la Décima Sección Policial del Departamento de Minas (actual Lavalleja). Serán sus límites: al Este el Arroyo Corrales desde sus nacientes hasta su desembocadura en el Río Cebollatí límite con el Departamento de Treinta y Tres.

Al Oeste el Río Cebollatí, desde la desembocadura del Arroyo Corrales a la desembocadura del Arroyo Gutiérrez, limita con el Departamento de Rocha.

Al Sur limita con la Seccional Novena desde las nacientes del Arroyo Gutiérrez hasta la desembocadura  en el Río Cebollatí.

Al Norte de las nacientes del Arroyo Gutiérrez a las nacientes del Corrales por el camino de la Cuchilla de Palomeque limita con la Seccional Once. Cubre un territorio de aproximadamente 850 kilómetros cuadrados.

Se designa como primer Comisario a Don Israel Fernández, Sub Comisario a Don Servando Martirena, Escribiente a Don Félix De Los Santos, y Guardias Civiles a los señores Santiago Arosteguy, Juan Galloza, Gumersindo Sosa, Joaquín Suárez, Atiliano Silva y Ángel Villalba.

Se busca entonces, darle una sede a la nueva Comisaría, la misma ocupará las instalaciones de la llamada Terraza de Constantino Casarone, donde hoy está emplazado el potrero Policial. La terraza había sido construida para casa habitación y comercio de ramos generales de su titular, quien a fines de 1911 compra varios terrenos al Norte de la actual Plaza Libertad de Varela y construye la primer casa de material de esa zona, a la cual se traslada con su familia y su comercio.

En la vieja terraza se instala la novel Comisaría dominando desde la altura el paso del Arroyo Corrales en la vieja ruta a Treinta y Tres y una amplia área a su alrededor.

Hoy, un siglo después, todavía pueden verse de aquella construcción los restos de sus cimientos, parte del brocal del pozo de agua y el lugar donde se encontraban los corrales y otras instalaciones.

El poblado era todavía un agrupamiento de construcciones, diseminadas desde el cruce de caminos nacionales (hoy Boulevard Artigas y Juan Antonio Lavalleja), hasta la estación ferroviaria Corrales, recién inaugurada, más la que ya comenzaban a insinuarse al Norte del cruce citado anteriormente.

Ese agrupamiento de casas será reconocido como pueblo por el Estado recién el 1º de febrero de 1918, recibiendo oficialmente el nombre de José Pedro Varela.

Pero la historia regional y el anecdotario lugareño nos informan que la zona contaba desde antes de 1912 con una suerte de Guardia que se encargaba de la seguridad de los vecinos.

Desde 1870 aproximadamente comienza lentamente a poblarse la zona. Eran tiempos de una tremenda inseguridad en la campaña; los levantamientos armados eran cosa común al igual que sus secuelas de desertores de ambos bandos y su posterior conversión en matreros o salteadores, los que vivían "a monte", refugiándose en las costas de arroyos y ríos. Allí se agavillaban y salían a cometer toda clase de delitos contra los vecinos y sus propiedades.

Recién la mano férrea del coronel Lorenzo Latorre comenzará a poner algo de orden en la campaña. La seguridad de ésta región en 1885 es insostenible. Los vecinos de la zona se reúnen y actuando en forma democrática resuelven contratar a una persona a la que envisten como Sub. Comisario.

La designación recayó sobre Don María Gómez, a quien se le encarga hacer respetar las personas, propiedades y derechos del vecindario afectados por atropello de todo tipo.

Éste personaje, oriundo del lugar, tenía bien ganada fama de guapo, ya que había actuado en años anteriores junto al legendario caudillo de "Los Ajos", Don Malaquías Acosta.

Bien dispuesto y mejor organizado, éste ex-mayoral de diligencias recorría los campos, perseguía y aprehendía a los malhechores, conduciéndolos a Minas para ponerlos en mano de la Justicia.

Hasta que un día encontrando muy bajo el sueldo que entre los vecinos se le pasaba, constituyese en algo así como un administrador de rentas, poniendo a todos un tributo por concepto de actividades Policiales. Ello trascendió, y enteradas las autoridades departamentales, el Jefe Político y de Policía de Minas resuelve relevarlo y designar en su lugar a Don Sebastián Herrera, a quien el 1º de junio de 1898 nombra como Juez de Paz de la naciente población y con la orden de desplazar a Don María Gómez.

Enterado éste viaja a Minas, para hacer el reclamo de su cargo, allí consigue que se le otorgue el grado de Sub Comisario, ahora presupuestado, y vuelve al pago pasando a desempeñarse en la vieja Comisaría de la 7º Sección (hoy 9º) llamada La Quemada. Que se encontraba en el camino de Corrales a Retamosa, próximo a La Estancia El Grillo.

En 1909 Raimundo La Cruz, hasta ese momento escribiente del Juzgado, sustituye a Sebastián Herrera, y así llegamos al año 1912 en que se crea la nueva Sección Policial.

La nueva Comisaría, como decíamos, se instala en la terraza de Constantino Casarone, con carácter de Comisaría rural que mantendrá por 52 años, a pesar de las reiteradas gestiones de las fuerzas vivas de José Pedro Varela, en especial del Rotary Club.

El 1º de febrero de 1918, el Presidente de la República firma declarando al caserío próximo, como Villa. En ese año era Comisario Don Vicente Segovia. Posteriormente se decide trasladar el local de la Comisaría al centro de la novel villa, donde se instala primero provisoriamente en el predio que fuera construida después la casa de la Familia Mayol, de allí se trasladará, también con carácter provisorio, a un predio contiguo a la casa del Comisario Benito Suárez en la calle San José, entre Canelones y Salto, hasta que finalmente se adquirirá la casa de la familia Guzzo, frente a la Plaza Libertad, predio que con reformas ocupa hasta el día de hoy.

En abril de 1957, recién contará con la línea telefónica y en abril de 1967 se le otorgará finalmente la categoría de Comisaría Urbana, no por ello dejando de atender el orden y la seguridad de toda la 10º Sección.

Pasaron a lo largo de sus 100 años los Comisarios ya nombrados así como los señores Constantino Coya, Camilo Acosta, Juan Hernández, Ribero, Adalberto Machado, Winston García, Alexis Casas, Alberto Justino Martínez, Víctor Acuña, Justiniano Aviaga, Gustavo Layes, Casildo Costa, Sergio Amil, Víctor Píriz, Enrique Puñales, Waldemar Lanzaro, Carlos Inzaurralde, Gustavo Rolón, Edelvar Rivero, Walter Acosta, Eduardo Clavijo,  ocupando actualmente el cargo el Señor Alberto Rodríguez.

No podemos detallar aquí por falta de espacio, la nómina de los restantes funcionarios que integraron los cuadros Policiales de nuestra Comisaría, pero podemos afirmar, sin lugar a equivocarnos, que la mayoría de ellos fueron vecinos de Varela o se afincaron en ella, donde constituyeron sus familias y aportaron desde su lugar de servicio su esfuerzo para el desarrollo de la comunidad.

Ellos también son parte de ésta historia y de ellos también estamos orgullosos y agradecidos por cuanto nos dieron.

Texto de: Uruguay Nieto

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