LA CEREMONIA FUE UN EJEMPLO DE ESPÍRITU DEMOCRÁTICO Y
REPUBLICANO
Ayer, Luis Lacalle Pou asumió la Presidencia de la República,
en una serie de actos cargados de simbolismo y emoción, y en un traspaso de
mando democrático que fue destacado y admirado en en el mundo, y que incluyó
elogios del nuevo mandatario a Tabaré Vázquez, presidente saliente.
El acto oficial de asunción del mandato de Lacalle como
presidente y de Beatriz Argimón como vicepresidenta se realizó temprano en la
tarde en el Palacio Legislativo ante la Asamblea General, que fue presidida,
tal como lo establece la Constitución, por el senador de la lista más votada en
las elecciones, José Mujica.
En la ceremonia estuvieron, además de legisladores de todos
los partidos y autoridades ejecutivas entrantes y salientes, varios jefes de
Estado, como el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el rey Felipe VI de
España, y el presidente chileno Sebatián Piñera. La presidenta de Bolivia,
cuestionada por presidir un gobierno producto de un golpe de Estado, había
anunciado que estaría en Uruguay, pero finalmente no viajó.
En su discurso, luego de jurar en el cargo, Lacalle destacó
en primer lugar que Uruguay vivía por séptima vez consecutiva un cambio de
mando entre dos presidentes electos por el pueblo, y que “los ochos presidentes
desde la vuelta a la democracia han cumplido su mandato”. Recordó que la
nuestra ha sido reconocida “como una de las democracias más plenas del mundo” y
que “somos herederos de una larga historia y tenemos la responsabilidad de
cuidarla y continuarla”.
El gobierno que comenzó ayer, dijo Lacalle, “pretende, con
sus empleadores (los ciudadanos), tener una relación transparente, de
comunicación constante, para poder generar confianza”. “Es la primera vez en la
historia que el gobierno será ejercido por una coalición compuesta de cinco
partidos políticos”, recordó Lacalle, lo que “genera incertidumbres, y se hace
camino al andar”.
Dijo que se niega “a que esta nueva etapa sea cambiar una
mitad por la otra de la sociedad” y que “la unión es lo que nos piden los
uruguayos”. Por eso, aseguró, “estamos aquí, para continuar lo que se hizo
bien, para corregir lo que se hizo mal y, sobre todo, para hacer lo que no se
supo o no se quiso hacer en estos años”.
Se refirió al grave problema que supone que unos 50.000
uruguayos han perdido su trabajo en tiempos recientes, y aseguró que “debemos
actuar sobre los costos de producir, de comerciar, de industrializar y de
prestar servicios”, “debemos iniciar urgentemente una recuperación de la
competitividad nacional”.
Según el mandatario se debe mejorar la situación fiscal, que
“luce muy deteriorada”. Para eso, el nuevo gobierno se manejará de “manera
austera”, cuidando “cada peso de los contribuyentes”.
Anunció una reforma de la seguridad social, cuyos detalles aún
no se conocen, y dijo que el país está ante una situación de emergencia en
materia de seguridad. Tal como lo había anunciado en la campaña electoral, hoy
por la mañana (a las 9 de la mañana, en la Torre Ejecutiva), Lacalle se reunirá
con el nuevo ministro de Interior, Jorge Larrañaga, y con todos los jefes de
Policía del país, para comenzar a trabajar en ese aspecto. Prometió dar “apoyo
legal y apoyo moral” a los policías. “Vamos a cuidar a los que nos cuidan”,
dijo. “No estamos dispuestos a ceder territorio a la delincuencia, al narcotráfico,
y vamos a perseguir el abigeato que desuela gran parte del interior de nuestro
país. Vamos a recuperar el control de cada rincón de nuestra patria y también
de las cárceles”. Recordó no obstante que “en el centro y en el fondo” de esta
situación de inseguridad, “están allí las causas de la exclusión social”.
Aseguró además que pese a la gran cantidad de dinero
invertido, “estos años han sido también un período de retroceso en nuestra enseñanza”,
y que en este terreno “nuestro país pasó de estar a la vanguardia de América
Latina a estar entre los más atrasados en el porcentaje de jóvenes que culminan
la educación media”.
Anunció que el nuevo gobierno “va a potenciar todos los
instrumentos que tenga al alcance para estimular la radicación de inversiones
en el interior del país”, al mismo tiempo que fortalecerá un Sistema Nacional
de Puertos y la hidrovía del río Uruguay, “que va a generar un fuerte alivio en
el costo de traslado de bienes”. “No descartamos tampoco la posibilidad del
puerto en el este del país, utilizando ríos y lagunas, así como tampoco
queremos desaprovechar el puerto de La Paloma, en Rocha”.
Se refirió a las decenas de miles de uruguayos que viven en
asentamientos, y dijo que “es fundamental mejorar y acelerar las soluciones
habitacionales para estas familias”. “La vivienda popular va a tener prioridad
en nuestra gestión, recurriendo a todos los mecanismos legales y a las técnicas
de construcción que tengamos a nuestro alcance”.
En política internacional, dijo que “hay que fortalecer el
Mercosur”, y, al mismo tiempo, “lograr flexibilizar el bloque para que cada
socio pueda avanzar en procesos bilaterales con otros países”. “Debemos
terminar los procesos e internalizar el tratado firmado por Uruguay y el
Mercosur con la Unión Europea”. “No debe importar el signo político de cada uno
de los miembros del Mercosur. Para afianzar nuestros intereses en común,
debemos dejarlo de lado reducido a las cuestiones particulares de cada país. Si
dejamos de lado estas cuestiones ideológicas que nos pueden diferenciar, el
bloque se va a fortalecer en el concierto internacional”.
Al final de su discurso, Lacalle aseguró que el nuevo
gobierno se compromete a respetar los derechos de todos: “el derecho de quienes
tienen simpatía por nuestro Gobierno y el de aquellos que hubieran preferido que
gobernaran otros; los derechos de quienes viven de su trabajo y los derechos de
quienes generan esos puestos de trabajo; los derechos de hombres y mujeres de
distintas creencias y orientaciones sexuales; los derechos de quienes están
presos y los derechos de quienes se ven amenazados o son víctimas de delitos.
Por supuesto que también los derechos de aquellos que combaten el crimen; los
derechos de aquellos que no se animan a dejar su casa sola y los derechos de
quienes no tienen una casa para vivir; los derechos de aquellos que se unen
para reclamar en organizaciones de trabajadores o de empresarios y los derechos
de aquellos que, lamentablemente, no tienen voz; los derechos de aquellos que
sufren estrechez en la vejez y los derechos de quienes ahorran para no
sufrirla, los derechos de aquellos que padecen una discapacidad y los derechos
de su familia para poder atenderlos”.
“A un país, a nuestro país -aseguró-, lo hace grande su
gente. Le corresponde al Gobierno generar herramientas, oportunidades, ser justo
y asegurar la convivencia pacífica. Dentro de cinco años, podrán evaluar los
uruguayos nuestro desempeño. Estamos convencidos de que si al final del período
los uruguayos son más libres, habremos hecho bien las cosas, de lo contrario,
habremos fallado en lo esencial”.
HACIA LA PLAZA INDEPENDENCIA
Luego de su discurso ante la Asamblea General, Lacalle y
Argimón viajaron, en la vieja “cachila de Herrera”, adquirida en 1937 por su
bisabuelo Luis Alberto de Herrera, el trayecto entre el Palacio Legislativo y
la Plaza Independencia, donde se realizaría el segundo acto protocolar del día,
cuando el presidente saliente Tabaré Vázquez le colocaría la banda presidencial.
En ese trayecto le acompañaron, según cifras difundidas, más
de 3.000 jinetes a caballo que llegaron desde diversas partes del país, además
de la escolta oficial del Regimiento de Blandengues.
En la Plaza Independencia lo esperaba Tabaré Vázquez, y
juntos subieron al estrado frente a la estatua a José Artigas, en uno de los
momentos más simbólicos del día, ambos del brazo y expresando claras señales de
respeto de ambos entre sí.
Se firmó el acta de traspaso de mando, y luego Vázquez le
colocó a Lacalle la banda presidencial, tras lo cual el que es desde ese
momento el expresidente Vázquez se retiró a su domicilio, saludado por sus
ministros y por muchas personas que estaban allí.
Después, también en un acto protocolar, Lacalle firmó las
actas notariales de los nombramientos de todos sus ministros, y del nuevo
director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), el colorado Isaac
Alfie. Después, un desfile militar y policial rindió homenaje a las nuevas
autoridades.
Luego del desfile, el presidente Lacalle y el resto de las
autoridades fueron al Edificio José Artigas (la vieja sede de la Presidencia de
la República), donde embajadores y autoridades de otras naciones saludaron al
nuevo presidente, quien también salió al balcón del edificio más de una vez
para saludar a las personas reunidas en la Plaza Independencia.
La ceremonia de traspaso de mando, su espíritu republicano,
respetuoso y democrático, fue elogiado y destacado por medios de comunicación,
periodistas y dirigentes políticos nacionales y extranjeros.
Comienza un nuevo gobierno, y junto a él las esperanzas de
muchos miles de uruguayos que desean que su trabajo signifique mayor bienestar,
seguridad, paz y libertad.
0 comentarios :
Publicar un comentario