miércoles, 18 de noviembre de 2015

Un minuano en las montañas


Tomando mate en la montaña, con un
 instructor hindú. En Wyoming (EE.UU.).

Rodrigo Chabalgoity es maragato por origen y porque vivió sus primeros diez años de vida en San José. Y es minuano por adopción, porque vivió en Minas buena parte de su niñez y su adolescencia. Y ahora es, según lo que sabemos, el único uruguayo instructor de montañismo. Pero a Rodrigo no le interesa ser el único, ni el primero, ni nada de eso. Le interesa disfrutar de su familia, la que dejó en Uruguay y en Minas, y la nueva que tiene en la Patagonia chilena, donde vive y trabaja desde hace unos años. Y le interesa, claro, calzarse la mochila al hombro y salir a recorrer y a escalar montañas, como actividad familiar y como parte de su trabajo.
  
ADOLESCENCIA EN MINAS
Rodrigo nació en Montevido el 11 de marzo de 1979, “pero a los tres días mis padres me llevaron a su casa, que era en San José de Mayo, donde viví hasta los 10 años”. Estuvo un año en el campo, en un tambo cerca de San José, y luego del fallecimiento de su padre se fue con su madre y su hermana a Minas, de donde es originaria su madre, en septiembre de 1989.
“Viví en minas hasta enero de 1999 cuando me fui a Montevideo. O sea que pasé mi adolescencia en Minas, y es de donde tengo los mejores recuerdos y los momentos más importantes de mi vida, como donde conocí a los que son mis amigos todavía, mi primer novia, etc”, cuenta en una entrevista -electrónica, desde Patagonia- con Primera Página.
Su madre -Cecilia Larrosa- vive en Minas todavía. La hermana de Rodrigo tiene un hijo, Franco, de 7 años. La abuela de Rodrigo es una minuana de pura cepa, Chiquita Ordaz de Larrosa, quien representa, quizá por su contagiosa vitalidad, muchos menos años de los 90 que exhibe con orgullo.

DESDE CHIQUITO
Rodrigo recuerda que desde muy pequeño le interesaban las montañas. “Tenía una tía viviendo en Bélgica cuando yo era menor de 5 años, y yo sabía que ella vivía en un país que nevaba y cuando grababa casetes para mandarle saludos siempre le preguntaba como era la nieve. Ella me mandó un buzo que tenía unos niños jugando en un paisaje invernal con muñecos de nieve y todo, que me acuerdo que mi madre tenía que esconderlo para que no  lo usara todos los días. Y había veces que no lo usaba pero me quedaba mirando ese paisaje”.
En esa época había en la TV uruguaya un programa en el que que siempre pasaban muchos deportes de invierno, que conducía Pancho Uberti y se llamaba "El deporte y el hombre". Y el pequeño Rodrigo no se perdía ni uno de esos programas. Según Rodrigo, “una explicación más esotérica” de su gusto por los deportes de invierno y las montañas en particular, sería un llamado ancestral de sus genes vascos por los Pirineos, que aún no conoce pero a los que le encantaría ir.
Ya como adolescente y joven, hizo mucho deporte al aire libre: travesías caminando y en canoa, largas caminatas, viajes en bicicleta. Pero la montaña le llamaba, aunque nunca había estado allí.
“Mi primera experiencia en montaña fue cuando crucé los andes la primera vez que vine a Chile. Fue imponente. No paraba de sacar fotos, y eso que llevaba una cámara de rollo. Pero mi primer experiencia en montaña haciendo montañismo fue en febrero de 2010 cuando tomé un curso aquí en Coyhaique (*) con la escuela NOLS (**). Descubrí esta escuela luego de mirar la película 'Into the wild', fui a la página web de la misma (ya no existe, no la busquen) y ahí había recomendaciones de como vivir al aire libre firmadas por NOLS con un link”. 
Para Rodrigo, la experiencia del curso “fue increíble”. Y en ese mismo momento, por su buen desempeño, se le abrió la posibilidad de poder ser instructor en la escuela. “Para mí, que durante mucho tiempo había ido y venido tratando de encontrar mi vocación, esto fue como una iluminación divina. Claro que eso significaba mudarme de país. Uno nunca sabe que que va a encontrar cuando deja las seguridades que tiene, como el trabajo, la casa, y se lanza a algo desconocido. Y la verdad que muchas veces pensé '¿para que mierda me vine?' Pero bueno, todo esfuerzo tiene su resultado”.
  
UN MES EN LA MONTAÑA
Para su trabajo debió aprender montañismo y sobre todo a ser educador. “Hacerme educador fue todo un proceso y al principio no tenía claro todo lo que significaba. Porque enseñar una clase técnica es una cosa, pero en este trabajo vivimos un mes entero con los estudiantes en la montaña, acampando y sin conexión con el 'froncountry' como dicen los gringos, y uno hace un acompañamiento muy cercano”. Como instructor enseña no sólo sobre técnicas específicas de montañismo, sino además como preparar una mochila, cómo hacer un campamento confortable, y técnicas de toma de decisiones, liderazgo y evaluación de riesgos.

CUANDO PA CHILE ME VOY
Se mudó a Chile en agosto del 2010, pero a vivir en Santiago de Chile. “Al principio trabajé en la misma empresa que trabaja en Uruguay, que opera máquinas expendedoras de golosinas y juguetes. Al mismo tiempo empecé a subir montañas con mi novia, que ahora es mi esposa (***), y seguí capacitándome como educador al aire libre. En junio de 2011 comencé a trabajar como profesor externo para una institución técnica que es parte de la Universidad Católica y que se llama Duoc-UC. Como tuve buenas evaluaciones me sirvió para en marzo de 2012 empezar a trabajar en la plantilla estable. Trabajé también en el aeropuerto de Santiago como vendedor y también me pasó lo que nunca me había pasado, quedarme sin trabajo. Esto fue lo más duro. Pero gracias al apoyo de mi esposa, mi familia en Uruguay, y mis amigos, pude sobrevivir”.  Aún así, su objetivo era mudarse a Patagonia y ser instructor de NOLS.
Y así lo hicieron. Rodrigo, Cristina y la hija Ytzel que ahora tiene 12 años se mudaron a Coyhaique, y a trabajar en la Escuela NOLS. Cristina como instructora de montaña, Rodrigo en la tienda de la escuela -donde arriendan y venden equipo nuevo y usado a los alumnos-, pero con la mente puesta en ser instructor. Tomó un curso de instructor de entrenamiento, lo que le permitió, no sin esfuerzo y muchas gestiones, acceder a una beca para el curso de instructor de montaña en Estados Unidos. Y lo logró. Pocos meses antes de su viaje a Estados Unidos (Wyoming), cuando aún no había sido seleccionado -es un proceso muy competitivo, con muchos aspirantes muy bien preparados-, estudiaba inglés desde cero. A pesar de estudiar el idioma con mucha aplicación, todavía le faltaba mucho. Pero esas cosas nunca detuvieron a Rodrigo. “Habla inglés con unas pocas palabras, pero se comunica perfectamente con todos los estudiantes e instructores que llegan de Estados Unidos, que lo adoran; a todos cae simpático”, contaba entonces su esposa Cristina.
  
DE CASA A LA MONTAÑA, Y VICEVERSA
Cristina y Rodrigo trabajan como instructores en terreno, y deben coordinar siempre quién se queda con la niña de la casa, Itzel, y también pasar tiempo juntos, “así que a veces hago de 'papá soltero', y otras le toca a Cristina. Cuando estamos juntos en el pueblo, un día normal hacemos cosas al aire libre, como escalar en roca, subir montañas, pescar con mosca, remar en kayak, etc.”
En el trabajo, normalmente está en terreno por un mes. “Esto significa vivir en las montañas por un mes. Para esto llevamos todo lo necesario, carpas, equipo de cocina, ropa y comida. La comida es bastante variada, como pasta, arroz, carne vegetal, salame, harina, con la que hacemos pizza, pan, panqueques, y queso. Llevamos entre 0.8 y 1 kg de comida por persona por día, por lo que no podemos llevar la comida de un mes en la mochila, ya que sería excesivo el peso, por lo que cada diez días tenemos una 're-ración', que llega vía bote o a caballo. Las mochilas pesan entre 25 y 30 kg... y a veces un poco más”. Durante el curso se intenta completar una ruta ya preestablecida los días previos al curso, en la que se busca que haya una progresión adecuada para los estudiantes. Al principio caminan por valles y luego cada vez más alto, “y dentro de lo posible hacer travesías por glaciares, para luego volver al valle y terminar el curso”. Normalmente se levantan a las siete de la mañana, desayunan, desarman el campamento y a las nueve comienzan a caminar, hasta las cuatro de la tarde, y hacen campamento nuevamente. “Hacemos algunas clases, que pueden ser de técnicas,de liderazgo o de medio ambiente, y cenamos. En la noche hacemos una reunión para cerrar el día y revisar lo aprendido y planificar el día siguiente”. Utilizan todo el tiempo las técnicas de aprendizaje a través de la experiencia.

SEGUIR CON LA CAPACITACIÓN
Rodrigo en la cima del Gannett Peak (4.209 metros), 
el punto más alto de Wyoming.
En mayo de 2014 viajó a Wyoming para el curso de instructor. Se trata de un curso de un mes “y ahí uno tiene la base para empezar a trabajar, pero para seguir formándome seguí tomando seminarios con la misma NOLS, por ejemplo, de avalancha, de montañismo, escalada en roca, rescate, liderazgo y comunicación”.
Sigue en contacto con amigos y amigas de Minas, y ha viajado algunas veces. “Últimamente uso mucho Whatsapp, que es bien rápido y barato”.
A Rodrigo le encantaría desarrollar su trabajo en Uruguay. “Obviamente no se podría hacer cursos de montañismo, pero si de caminata con mochila, o en kayak por los ríos. Hay unos kayak inflables y bien livianos que se llaman 'Alpacka Packrafts', que pesan 5 kg. La verdad hay que explorar y ver que áreas agrestes hay para ver que se puede hacer, porque finalmente este es el salón de clases”.
Para Rodrigo, antes de pensar en expediciones o cursos, es importante que la gente comience a valorar más los parques nacionales y las áreas silvestres, a través de la educación y la información.
En Chile, los guardaparques de la  Corporación Nacional Forestal (CONAF) toman cursos con NOLS, y en los Parques Nacionales utilizan los principios de "No Deje Rastro" desarrollado por NOLS para las área protegidas  y parques nacionales de Estados Unidos. Uruguay no es un país que se caracterice por un alto nivel de conciencia social sobre la importancia del cuidado de las áreas silvestres, y basta ir a cualquier parque o zona silvestre para encontrarse con cantidades escandalosas de basura, y con una escandalosa proporción de visitantes que no cuidan esos ambientes.
Para cuando visite nuestro país, Rodrigo aún tiene un proyecto por cumplir, completar el recorrido del Santa Lucía desde su nacimiento en Lavalleja hasta la desembocadura en el límite de San José y Montevideo.
Conociendo su fuerza de voluntad, es difícil creer que no lo haga pronto.
   
(*) Coyhaique es una ciudad de casi 60 mil habitantes, 1.708 km al sur de Santiago de Chile, y ubicada en plena Patagonia chilena. A pocos kilómetros de Coyhaique vive Rodrigo con su esposa y su hija, y cerca está la Escuelas NOLS, en la que trabaja como instructor de montañismo. Los paisajes de Coyhaique, rodeada de montañas, están entre los más bellos del continente.

(**) La Escuela Nacional de Liderazgo al Aire Libre (National Outdoor Leradership School, NOLS) fue fundada a inicios de los años 60 en Estados Unidos, y cuenta actualmente con filiales en México, Brasil, Chile (en la Patagonia), Suecia, India, Alaska y en otros lugares. Se trata de una institución educativa sin fines de lucro, que brinda diversos cursos (montañismo, formación de educadores al aire libre, escalada, kayak en el mar, primeros auxilio en áreas silvestres, etc.) y que promueve el cuidado del ambiente. NOLS es creadora y precursora en el mundo de las técnicas “Leave No Trace” (“No Deje Rastro”), adoptadas por el Servicio Forestal de Estados Unidos y por numerosos sistemas de áreas protegidas en el mundo, y que buscan capacitar a las personas para que puedan transitar por áreas silvestres y prístinas con un impacto mínimo. En las actividades de NOLS, por ejemplo, no se hace nunca un fuego con leña o carbón, sino con cocinas transportables. Y nunca se deja ni un gramo de residuos en los lugares donde se transita y acampa.


(***) Rodrigo se casó en enero pasado con Cristina Prieto, una experiente montañista chilena, que ya ha participado en expediciones a muchas montañas en los Andes, y es al mismo tiempo una de las pocas chilenas en haber ascendido el Monte Everest.

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