lunes, 8 de abril de 2013

Sindicato de la Bebida impulsa convenios sociales


SORIA: “LA INAUGURACIÓN DEL SINDICATO EN LA PLANTA DE SALUS ERA UNA VIEJA ASPIRACIÓN”
En el Sindicato de la Bebida de Minas se realizó una conferencia de prensa con el presidente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB), Richard Read, y el presidente del sindicato Salus y secretario del interior del mismo sindicato, Pablo Soria.
Para Soria la inauguración del sindicato en la planta de Salus “era una vieja aspiración que teníamos como sindicato. En Montevideo, Pilsen y en Coca Cola, y otros sindicatos de la bebida, cuentan con su propio espacio físico dentro de la planta, ahora también nosotros lo tenemos. Read resaltó que es un hecho “muy importante que no puede pasar desapercibido, porque es donde se forman los compañeros en la lucha sindical”. 

REUNIÓN
Read se reunió con integrantes de sindicatos locales, “para poner dos o tres cosas sobre la acción sindical a desarrollar”. Destacó los alcances del convenio colectivo firmado a fines del año pasado después del conflicto, “donde acordamos que la primera partida fija de 8 mil pesos fuera destinada íntegramente en dos partes iguales, una al INAU, para los hogares que alojan menores de 5 años, y la otra mitad para el Plan Juntos de viviendas en todo el país, y que es impulsado por el presidente de la República y el PIT-CNT”. Agregó que se está terminando de recaudar los aportes de todas las empresas que han depositado en la cuenta de la federación. “Aún no tenemos el monto total, son muchos millones de pesos, y estamos viendo mediante fideicomiso la instrumentación para la entrega. Para nosotros como institución lo importante es que ese dinero llegue a destino”.
Otro de los temas fue la plataforma respecto a la conmemoración del 1º de mayo, Día de los Trabajadores, “porque es muy especial, es el 30° aniversario del primer 1º de mayo que se pudo conmemorar en dictadura, en 1983”.

PATRONALES
Según Read la FOEB tiene ahora con las patronales del sector una relación “muy madura, de muchos años”. “Si bien han variado muchísimo los interlocutores, porque las multinacionales cambian y rotan su plantel de gerencias, son más de 30 años de negociación con las empresas, los conflictos son picos de negociación que se lleva a extremos producto de la confrontación de intereses que se generan”.
Recordó los convenios que se han podido concretar “en seguridad, en productividad, en asueto para las mujeres 11 días al año, en evaluación de tareas, en reducción de jornada laboral, becas, convenios de avanzada que son producto de esa relación y madurez, está dentro de lo normal, creo que se avanzó muchísimo, diría que es un gremio que tiene mucha militancia en todas las fábricas, y tiene un patrón común de negociación, que es tratar de buscar el bienestar de la gente en su trabajo”.
Para Read si bien el salario es un tema “importante”, también hay otras “patas importantes hoy”. Explicó que trabajan por “el jubilado cuando se retira y los jóvenes cuando recién ingresan”. En la asamblea realizada en Minas “se puso énfasis en el trabajo sobre los jubilados, hay que hacer un censo para identificar a los jubilados de la bebida, saber en qué situación sanitaria están y también becas para los niños de los trabajadores del gremio”.

ENTUSIASMO Y ADMIRACIÓN
El crecimiento del sindicalismo en estos últimos 8 años, con un gobierno de izquierda es para Read una “mezcla de entusiasmo, admiración por ver cómo se triplicó o cuadruplicó la afiliación en algunos lugares. ¡Cómo la gente salió a organizarse y sindicalizarse! Es muy bueno ver cómo tomaron conciencia de que estando unidos como trabajadores logran mucho más garantías y seguridades”.
Según Read, el aumento de afiliaciones y de fuentes de trabajo también trae consecuencias, “como los problemas de necesidad de formación, capacitación, y surge una nueva realidad. Es una sociedad donde irrumpió un nuevo trabajador en el mercado, porque hace 8 años teníamos el 17% de desocupación y hoy tenemos un 5%, ingresaron unos 300 mil trabajadores al mercado, donde hay mucha gente joven, con sus costumbres, con sus hábitos, sus reglas de juego, su lenguaje, su tecnología, y quedamos los mayores desacomodados en esa realidad”.
Hoy en el mundo del trabajo se perciben transformaciones, “y nos preocupa -dice Read-; hay una realidad que se ve en todo el país, la pérdida de hábitos de trabajo, hay mucho ausentismo, hay que pelear contra eso. Tiene que volver a sentirse el orgullo de ser trabajador y de defender a ultranza lo que uno hace. No digo que se ha perdido, pero no está en los primeros puntos como estaba en la época nuestra, y hay explicaciones de por qué: antes ingresábamos a una fábrica y teníamos que hacer lo que nos ordenaban, hoy es todo más ‘light’. Estos últimos años han sido de crecimiento sindical, de afiliación, de conquista, de pelea, de lucha y también ir amalgamando las inexperiencias, los trabajos en conjunto, y como gremio estamos en eso, que el nuevo ingreso generacional no sea contradictorio, no sea excluyente, que sea acorde con lo que estamos viviendo, que son las nuevas tecnologías, las redes sociales”.

¿Cómo se hace para cambiar?
Primero hay que buscar la explicación de por qué hay hábitos laborales que se perdieron, y la respuesta es porque se perdieron valores en la sociedad, porque se han perdido referencias históricas morales, éticas, que la sociedad tuvo. La solución no la tengo, sí puedo identificar algunas cuestiones. Yo soy de la generación que se crió no viendo a mi viejo en mi casa, se iba a las 4 de la mañana y volvía en la noche, y los domingos a veces descansaba, otras laburaba. Hoy hay una generación que se crió con el padre durmiendo hasta las 11 porque estaba desocupado, hoy las familias están desestructuradas, se perdió el entretejido social -se rompió en la época de los 90-. Hoy tenemos una sociedad producto y resultado del neoliberalismo y del capitalismo salvaje que destrozó el país. Hace 12 años la alternativa era el pasaporte, hoy la alternativa es formarse en un oficio porque laburo -por suerte- hay. Después viene la lucha por salarios, creo que hay que impulsar la reestructura de los hábitos, de los códigos de la convivencia, que son los que van de la mano con la educación y del gobierno, que dé ejemplo de buenos hábitos. No es una buena señal que porque hay alerta roja nadie trabaje, una alerta roja es un viento de 60 kilómetros por hora, en la última hubo oficinas que no trabajaron, no es una buena señal. Hay que cambiar los hábitos, y eso hay que quererlo, el mejor sindicato no es el que más para, sino el que tiene el mejor trabajador.

Respecto al sindicalismo acá en Minas, ¿cuál es su visión?
Soria: El sindicato de la bebida está trabajando bien, es respetado por las patronales, si salimos de ahí, vemos que aquí en Minas todavía hay muchas empresas que no respetan los sindicatos, avasallan los derechos de los trabajadores. Si formas un sindicato, enseguida está el despido, todavía cuesta y se está atrasado respecto al acatamiento de las normas de la sindicalización. Hay grandes avances últimamente como la ley de fueros sindicales, que ha permitido una defensa del trabajador, pero en las empresas chicas, te afilias y pasas al despido inmediatamente.

¿Cómo se cambia eso?
Soria: Es parte de un proceso que vive nuestra sociedad. Los últimos 40 años hubo avances y retrocesos, tuvimos del 85 al 90 negociación colectiva, en el gobierno de (Luis Alberto) Lacalle se sacó, y desde el 2005 hasta la fecha hay negociación colectiva, ahora falta negociar y discutir más.

¿Hay una brecha entre los sindicatos de trabajadores privados y los del estado?
Read: No. Hay reglamentos de trabajo distintos en algunos lados, hay industrias del estado que tienen cosas muy similares a las industrias privadas, caso de ANCAP, UTE, OSE, la diferencia no pasa por público/privado.

¿Los sindicatos públicos no han trancado mucho la reforma del estado?     
Todos estamos de acuerdo que hay que hacer una reforma del estado, la vida ha cambiado, el estado es un ser vivo, dinámico y hay que modificarlo, adaptarlo a las nuevas realidades, pero hay que generar los métodos para discutir la reforma del estado, tiene que ser con la gente. Hay que salvaguardar cosas imprescindibles y otras reformularlas, creo que no se encuentra el canal de discusión, de diálogo para llegar a un debate, diferencias siempre hay, pero no hay dudas que urge una reforma del estado, es un estado pesado, lento, pensado para 100 años atrás, pensado para la burocracia, hoy se necesita un estado ágil, vigoroso, más trasparente y más democrático, y el trabajador está en la primera línea para esas cuestiones, hay que encontrarle el ‘yeito’, o el ‘clic’, para empezar a dialogar, a discutir y a negociar.


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