miércoles, 18 de febrero de 2015

Rubén Cano: “Todo el mundo puede hacer cerámica”

Al inicio del taller de cerámica que Rubén Cano comenzó a impartir en La Casa Encantada, Primera Página lo entrevistó, y trasmitió las expectativas docentes y artísticas de este minuano radicado hace casi 40 años en Palma de Mallorca (España) donde además de desarrollar su propia obra, imparte docencia en diferentes instituciones de la isla. A menos de un mes de terminar el ciclo en La Casa Encantada, aquellas expectativas son certezas, y se pueden ver expuestas en la entrada de la institución varias obras del taller, de una muy lograda manufactura, creatividad y diversidad.

HAY RESULTADOS

Cano asegura con alegría que “es una experiencia buenísima, yo hace cuatro meses que estoy y el taller hace tres meses que está, y en ese tiempo ha dado resultados. Hay alumnos que nunca habían hecho nada, empezaron de cero y han logrado hacer piezas muy bonitas”. Han llegado a utilizar la técnica de barro negro piezas negras, “que les ha salido muy bien”. Ahora encaran hacer rakú, más complicado, porque lleva otra masa, otro horno, “y lo estamos encarando para hacer el 21 de febrero la despedida mía, con música, y una fiesta del rakú” (*).

“ME HA GUSTADO MUCHO”

Para Cano, regresar a Minas, ha sido “buenísimo” en todo sentido. “Me han dado una muy buena acogida la gente, me ha gustado sentirme otra vez del pueblo, aunque todavía hablo con cierto acento, son 40 años que estoy fuera; siempre venía, estaba un mes y me iba,
ahora son 5 meses, y me ha gustado mucho. Uno se empieza reencontrar con la gente, empiezas a ser parte del pueblo. Soy otra vez Canito como era antes y me ha gustado mucho. Venía a esto, a estar más, lo necesitaba, porque cuando estás fuera no te sientes, yo necesitaba sentirme de un sitio que es este donde nací, me crié, más allá de todo lo que es Palma de Mallorca, con todo lo bonito que es, no llegas a sentirte parte. Mira que es gente muy cálida, muy bien, buena, pero siempre te hace sentir que no eres de allí. Es así, son cariñosos, pero no sé qué falta que uno nunca es de ese lugar en su totalidad, hay algo que no te deja ser, y eso que hablamos el mismo idioma, a mi hermano que estuvo en Suecia le costó mucho más, no aprendió ni el idioma, yo he aprendido el mallorquín, para integrarme un poco más”.

METIDOS EN LA CERÁMICA

Vuelve a referirse al taller, se apasiona, dijo que ha tenido alumnos de todas las edades -menos niños-, “y yo los veo posesionados, metidos en la cerámica, gente que además de los días de clase, viene otros días. Hemos ido a buscar barro fuera de Minas, que luego lo procesamos, ha sido muy importante ver que tienen material, hay mucha creatividad, ganas, y eso es valiosísimo”. Aseguró que “todo el mundo puede hacer cerámica, si habré tenido alumnos a lo largo de mi vida, en la prisión en la que doy clases en Mallorca, desde un chico tímido, cerrado, que empezó haciendo cosas pequeñitas, y terminó haciendo a pedido mío un trabajo grande, con una total libertad y creatividad. Sin atarse a las técnicas, que es lo que muchas veces nos mata a los ceramistas, todo tiene que ser técnicamente perfecto, y no debe ser así, porque el que pierde es el arte, pierde la historia”.
Rubén Cano recuerda que en una charla sobre arte preguntó por qué una pintura tiene en general una cotización monetaria mucho mayor que una cerámica, “y me respondieron, ‘es que los ceramistas matan la impronta, matan el arte con la técnica’. Lo he contado miles de veces, y reconozco que es así. Está el ejemplo de Joan Miró, que trabajaba en cerámica en el taller de Artigas Llorent. Miró llegaba y se iba a un cajón, miraba y agarraba una pieza, y Artigas Llorent le decía que esa no porque estaba mal hecha, y Miró le respondía que no le importaba, porque él lo quería era pintarla. Y eso los ceramistas generalmente no lo hacemos, las obras tienen que ser perfectas, y eso nos mata. Entonces yo a mis alumnos intento enseñarles la técnica, para después decirles, bueno ahora olvídenla y a trabajar. Porque después que aprendes la técnica siempre adentro queda”. 

Previo a la entrevistas contaba que los ceramistas uruguayos le habían dado información para conseguir materiales desinteresadamente…

Los encontré muy abiertos a dar, yo intento siempre dar para recibir, y lo he logrado, y eso es muchísimo. Porque el egoísmo está, pasa mucho con la artesanía, o con la cocina, no dan una receta completa, no dicen donde se pueden encontrar los mejores materiales, eso no lo encontré aquí, quiero a mi vuelta en setiembre ver si esta asociación de ceramistas que me ayudó a mí, viene a Minas, que intercambiemos, que conozcan La Casa Encantada, y hacer actividades, congresos, propuestas diversas. Y ha sido un puntal importante La Casa Encantada. Entramos en una nueva etapa, me encuentro como integrado, ampliar, contactarnos con otros centros culturales, no pisarse en las actividades, hacer algo que nos haga crecer a todos, y que potencie a La Casa Encantada.

A tu vuelta a Mallorca nuevamente harás docencia.

Si, voy a dar clases. Sigo en la penitenciaría y en un centro cultural, muy lindo, donde hay artistas que tienen su espacio, tocan música, y ahí cerámica nunca hubo, y montamos un tallercito antes de venir, hicimos rakú, y esto de montar talleres me gusta mucho. Y ahora volvemos a dar clases allí.

Día atrás en televisión en Los Viajes del 12 mostraron Palma de Mallorca, qué actividad hay, qué importancia tienen las Islas Baleares en Europa por lo menos, mucho arte.

Si, lo vi, y se vio todo lo bonito que es aquello, los paisajes hermosísimos, unas playas que son estupendas con un agua supertransparente, y tiene toda la montaña, donde hay mucha arquitectura, y además es espectacular ver desde la montaña, los pinos y el mar. Respecto al programa, le haría una crítica, la música que pusieron no es música mallorquina. Hay
música mallorquina como la que hace María del Mar Bonet, una voz hermosísima, muy escuchada, y es de la nova canción catalana, a la que pertenece Joan Manuel Serrat. Otra de las cosas que me llamó la atención es que cuando visitaron la Catedral, este hombre (Julio Alonso) habló mucho, se refirió a la intervención que hizo (Antoni) Gaudí, pero no dijo que Gaudi llamó a (Joaquín) Torres García para que lo ayudara con los vitrales, en base a la gente y sitios mallorquines, porque así lo quería Gaudí. Creo que para los uruguayos es importante saber que ahí participó un uruguayo, en una obra de esa importancia.

Y la vida en Mallorca, ¿es distinta a la de la península?

Sí, es distinto, es más tranquilo, económicamente está muy bien por el turismo, hay mucho turismo alemán, inglés, francés, y ahora japonés, y está muy bien posicionado.

¿Y en el arte?

Soy bastante crítico con este arte que se hace hoy, es muy efímero. Hay buenísimos pintores mallorquines como Xam, pero lo nuevo son performance que llegas y no entiendes lo que quieren decir, qué te quieren trasmitir. Me fui a Barcelona a mirar galerías, para ver qué se hacía, y me quedaba en casa de un amigo y cada día al regreso a la casa le comentaba a él, he visto esto, o lo otro, y se lo decía como diciendo que eran porquerías, pero él me dice, ¿te das cuenta que lo único que hablas es de eso? Anda, tenía razón, pero era que me asombraba, algo queda seguramente, no sé, y aquí creo que aún queda eso de la formación, de la búsqueda y no lo efímero.

No se preocupe que hay y mucho de improvisación, mal gusto, y eso que pretenden llamar arte, hoy estamos globalizados.  

Sí, claro, porque todo llega, más hoy con lo comunicados que estamos. Por eso fue muy lindo un encuentro que tuve con Vladimiro Collazo, conversamos mucho rato, el tenía mucha relación con los Ribeyro, con Augusto Torres, a quien conocí en Barcelona. Vladimiro me mostró lo que está haciendo, y me pareció interesantísimo, me gustó muchísimo, me impacto la riqueza plástica, las texturas, los colores, y es muy lindo ver esa evolución en un pintor.

¿Cómo es venir e irse y saber que va a volver?

Es fabuloso, enriquecedor. En Mallorca voy a un lugar y pido los diferentes materiales, y a trabajar. Aquí no, hay que ir al Verdún a buscar barro, pedir otro barro a Montevideo, y no encuentras todos los productos -en Argentina sí hay-; necesito un quemador de gas y no lo he conseguido. Estamos en proceso de hacer un torno. Acá se maneja otro tiempo, otra manera de hacer las cosas. Con paciencia hay que ir a la base de las cosas, empezar y de a poco ir consiguiendo todo. Ser un poco Robinson Crusoe, pero eso también tiene otras satisfacciones, otros sentidos. Estoy muy satisfecho de hacerlo, me da placer el vencer dificultades, hacer cosas. Me da tristeza irme, pero tengo que hacerlo, pero ahora con la alegría que en setiembre estaré de nuevo en La Casa Encantada. 




(*) Nota de Redacción: El Rakú es una técnica alfarera tradicional oriental, que se cree originaria de Corea. Las piezas obtenidas con el Rakú (su ideograma significa “tranquilidad”, pero también “diversión” y “felicidad”) suelen tener una característica apariencia metálica.

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