sábado, 3 de septiembre de 2016

Ernesto Talvi: “Estamos en dificultades, no en crisis, una crisis es otra cosa, extraordinariamente más grave”

El economista Ernesto Talvi, director académico de Ceres, realizó el martes una charla organizada por el Centro Comercial e Industrial de Lavalleja, en el Club Minas, en el marco de un recorrido que durará dos años por todo el país, fundamentalmente en el interior pero también en Montevideo, en un ciclo llamado “Encuentros Ciudadanos. Por el Uruguay que soñamos”, “porque los uruguayos nos hemos desacostumbrado un poquito a soñar y a pensar que podemos ser un país mejor que el que tenemos”, dijo al empezar la conferencia de prensa.

¿En qué podemos ser mejores?
En materia de educación, nuestra propuesta apunta a tratar de recomponer el tejido social. Lamentablemente la del Uruguay es una sociedad más próspera pero también más fragmentada, más agresiva, más crispada y más violenta, y todo eso se debe a que, lamentablemente, el tejido social se ha ido descomponiendo. Tenemos que tratar de recomponerlo. Hemos propuesto instalar 136 liceos públicos modelo, gestionados desde el Plan Ceibal para atender a 50 mil chicos que están en situación de vulnerabilidad -de primero a cuarto de liceo-, con un modelo y un método de gestión completamente distinto al actual pero que ha probado ser un éxito donde se aplicó. Podemos apuntar a sacar a estos chicos de la marginalidad y que tengan un futuro digno, con aspiraciones de tener posibilidades de emplearse en la economía formal.

Por la falta de un proyecto para la educación, se ha criticado mucho a los gobiernos del Frente Amplio ¿No saben qué hacer?
El gobierno de la educación lo tiene la Administración Nacional de la Enseñanza Pública (ANEP), pero así como en su momento el actual presidente (Tabaré) Vázquez, durante su primera gestión, lanzó el Plan Ceibal, un plan que no fue solo repartir laptops para los chicos, sino aplicar tecnología de avanzada para tratar de mejorar aspectos pedagógicos, perfectamente podría plantearse la posibilidad de lanzar una iniciativa de este tipo, con 136 liceos públicos modelo, gestionados desde el Plan Ceibal, porque la ANEP no tiene las flexibilidad jurídica ni organizacional como para gestionar instituciones en contextos vulnerables, que requieren de una gestión sumamente compleja y de muchísima flexibilidad. Así que perfectamente podría ser una iniciativa que el gobierno llevase adelante, aunque en estas cosas siempre es deseable que haya acuerdos de Estado y que se incluya también a los partidos de oposición, porque son proyectos de alta envergadura.

¿Cómo se entiende que se hable de desaceleración, de crisis, y el país reciba la mayor inversión de su historia, como sería la instalación de una nueva planta de UPM?
Son dos cosas distintas. Estamos en dificultades, no en crisis, porque hay alto desempleo, gente que está buscando trabajo y no encuentra. La inflación está golpeando el poder adquisitivo de los salarios, porque algunos sectores están siendo vapuleados -en el sector agropecuario, como los lácteos o el arroz; o la construcción y el comercio-, pero no estamos ni cerca de la posibilidad de una crisis, que es otra cosa, extraordinariamente más grave. Eso no quiere decir que los uruguayos no estemos viviendo con angustia estas dificultades. Normalmente en estos períodos a veces aparece alguna inversión que aprovecha de una circunstancia compleja del país, para poder adquirir activos a precios más convenientes que en pleno boom, y con gobiernos más predispuestos a tratar de dar facilidades y acelerar plazos, para que estas inversiones vengan para tratar de reactivar la economía. Es una buena cosa que esto haya ocurrido y es una oportunidad que se le presenta al país para poder darle un empujoncito a una economía que está pasando por momentos de dificultad.

¿Si le digo Mercosur?
Disfuncional, pero como un matrimonio disfuncional, no es fácil de romper, especialmente si hay hijos. Es un matrimonio en el que estamos, no vamos a poder salir de él, es una cuestión de sentido común. Uno no le puede decir a un productor lácteo que coloca un porcentaje muy alto de su producción en Venezuela y Brasil, que de golpe y porrazo va a perder acceso preferencial a esos mercados. Tenemos que manejar con inteligencia, es nuestro posicionamiento internacional. En primer lugar porque en Brasil las cosas están cambiando, no por el cambio de gobierno, porque esto viene desde hace tres o cuatro años, y Brasil ahora está en una actitud mucho más aperturista e integracionista que en la que estaba hace unos años, porque el sector privado se ha dado cuenta que por el camino que va, se va a quedar aislado.

¿Cómo debe actuar Uruguay?
El Uruguay se tiene que manejar con inteligencia, liderar este proceso en el cual el Mercosur debe insertarse a los grandes centros de consumo mundial, y creo que el paso que se ha dado en buscar un acuerdo con Chile, como forma de ir ensayando y entrenando nuestras destrezas para hacer acuerdos comerciales complejos, es un paso en la buena dirección. No va a ser algo que va a ocurrir hoy, ni mañana, pero creo que nuestro destino está atado a la posibilidad de expandir nuestros mercados, colocar nuestra producción y generar inversión y empleo.

¿Venezuela en el Mercosur?
Venezuela resta desde un punto de vista político. Cuando uno va al supermercado o a la ferretería no pregunta cuál es el pedigrí de buena conducta. Va y compra lo que necesita. Entonces, mezclar lo comercial y lo político siempre me pareció una mala idea. Las violaciones a los Derechos Humanos que hay claramente en Venezuela, los presos políticos que hay, la falta de respeto a la voluntad ciudadana por desconocimiento flagrante hacia el Parlamento electo, y ahora con la purga que ha comenzado con la gente que ha firmado el revocatorio contra el presidente (Nicolás) Maduro, son enormemente censurables, pero los espacios de censura deben ser aquellos en donde se maneja la cuestión política: la Organización de Estados Americanos, quizá Unasur. Creo que los espacios comerciales deben ser para eso: para comprar y vender sin que las cuestiones políticas se mezclen demasiado con las comerciales.

Si usted fuera ministro de Economía y Finanzas de Uruguay en este momento, ¿qué medidas tomaría en el contexto actual?
Propusimos tres medidas muy claras. Recordemos que este gobierno hereda una situación de desequilibrio fiscal enorme y empresas públicas desfinanciadas, es la primera vez que ocurre desde el restablecimiento democrático. En el gobierno anterior se desfinanció por completo a las empresas del Estado. Si esa situación de desequilibrio de 2 mil millones de dólares por año, si gastamos más de lo que nos ingresa en el sector público, se mantiene, Uruguay corre el riesgo de perder el buen crédito internacional, un lujo que no nos podemos dar. Claramente el gobierno tenía que hacer algo y lo que hizo fue subir impuestos, tarifas públicas, justo en momentos en que familias y empresas están en dificultades, y bajar gastos de inversión en empresas públicas y en infraestructura, justo cuando la economía precisa recuperar empleos, los 30 mil y pico que se perdieron en la industria de la construcción. Tenemos claro que no había más remedio que ajustar las cuentas fiscales porque llegaron desajustadas, y lo que propusimos fue hacerlo por la vía del gasto, con propuestas concretas. Primero, no reponer vacantes. Durante el gobierno anterior entraron 44 mil funcionarios públicos a la administración, 24 funcionarios por día, de lunes a domingos. No reponer vacantes implica que entre los que se retiran y fallecen, sin despedir a nadie, sin bajarle el sueldo a nadie, se reducen 8 mil vacantes por año. En 6 años queda resuelto el exceso que se cometió en los 5 anteriores.
Propusimos una forma muy simple de profesionalizar la gestión de las empresas del estado a través de una comisión pluripartidaria, con representación de los cuatro partidos que le eleven al presidente una lista de candidatos idóneos, sean estos políticos, técnicos, académicos o empresarios en la gestión de organizaciones complejas como lo son las del estado, para despolitizar y profesionalizar la gestión de las empresas. El presidente lo único que tendría que hacer recibida esta lista, es elevar al Parlamento los nombres para pedir la venia y nada más. Entendemos que se podría estar ahorrando con la no provisión de vacantes unos 600 millones de dólares y profesionalizando la gestión de las empresas públicas entre 600 y 1.000 millones de dólares por año. Solo estas dos medidas hubieran hecho absolutamente innecesario subir impuestos y tarifas en un contexto en que las familias y las empresas están pasando por dificultades.
Además estamos proponiendo un shock de infraestructura. El país necesita reconstruir su infraestructura, nadie nos va a prestar plata ahora para hacerlo y hay que ser lo suficientemente inteligentes -austeridad inteligente le llamamos- para armar paquetes de infraestructura que se paguen solos, que aunque impliquen una erogación en un momento dado, el flujo de recursos que genera a futuro supera la erogación inicial. Y ese paquete se puede financiar con dinero de los bancos de desarrollo, como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco de Desarrollo de América Latina, que están justamente para eso, para hacer préstamos de desarrollo que sean rentables, productiva y socialmente para el país y que no queden computados como déficit fiscal.
Medidas para enmendar errores que se cometieron en el pasado en materia de un ingreso desmedido de funcionarios en la administración y un manejo muy precario de las empresas del Estado, y una actitud proactiva de invertir en infraestructura en momentos en que es necesario recomponer el empleo de los miles que han quedado cesantes en la industria de la construcción.

¿Cómo es el ida y vuelta para usted en estas visitas al interior, cuando el centralismo montevideano siempre se apodera de las decisiones y las evaluaciones?

Es muy lindo reencontrarse con la laboriosidad, el espíritu emprendedor, y el sentido de comunidad que uno encuentra en el interior del país, que lamentablemente en Montevideo se perdió. Lo otro, que el ciudadano común y corriente, el que está ocupado en sus quehaceres, porque no todos podemos estar ocupados de las políticas de gobierno o de estado, está mucho más permeable a escuchar nuevas propuestas, a ilusionarse con un camino distinto que lo que están las élites. Eso es algo que nos anima a seguir con esto porque finalmente de esto se trata con “Encuentros Ciudadanos”, de generar una conciencia ciudadana para que finalmente seamos los ciudadanos los que exijamos a nuestro liderazgo político que queremos estos cambios, estos que vamos a proponer nosotros o alguna variante mejor, porque no pretendemos ser los únicos que tenemos propuestas y ni siquiera tener las mejores, pero por lo menos son ideas serias, trabajadas, analizadas, que han probado ser exitosas en otras partes y que estamos planteando a todos ustedes para que las consideren como una posibilidad para cambiarle un poco el paso el país y que todos nos ilusionemos con un futuro mejor.  

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