Leis
Riccetto, Héctor Eloy, el muy querido “Bolita”, que no es posible saber qué
lugar habría ocupado en esta actual realidad política. Hijo de dos
personalidades muy queridas Héctor “El Manco” Leis, su padre, un crack en toda
su dimensión. Y de Amalia Riccetto, “Chichita”, esa gran mujer, y por
añadidura, maestra, profesora muy recordada de español, muy querida y de lujo,
que todavía sigue al pie del cañón, acompañada y acompañando a esa simpatía
inolvidable que es Amparito, una de sus hijas mujeres. El Bolita murió tempranamente,
cuando era Intendente reelecto, hace 17 años. Es difícil quizás imaginar qué
papel hubiera desempeñado hoy en el viejo Partido Nacional, porque podría haber
sido candidato a lo que imaginen. Bueno, simpático, pícaro, inteligente,
caudillo, hoy andaría por debajo de los 70. Y cuando murió era, quizás o sin
quizás, la primera figura entre la multitud de intendentes blancos que poblaban
el país. Un hombre general el Bolita, muy querido, nada le fue ajeno, ni los
caballos ni los mostradores, hincha de Sportivo y de Peñarol - que algún
defecto supo tener-. Escribano prestigioso, casado con Alondra Barrios, su
novia de juventud, y con dos hijos, Aldonsa y Héctor, también escribano con
estudio aquí en Minas, aunque lejos de la política partidaria. Se crió en
Minas, y ya de escribano se instaló primero en Washington y Domingo Pérez,
finalmente en 18 de Julio. Ganó por primera vez, por 60 votos, peleada elección
contra dos caudillos blancos dueños del departamento por años, Zabalza y
Salaverry Olascoaga; para después ser el dueño y señor del viejo tronco,
ganador siempre en Lavalleja. Nuestro homenaje, fue muy lindo conocerlo y
tratarlo.
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