viernes, 4 de diciembre de 2015

Óscar Díaz: “Renom marcó criterios de juicio y de discernimiento para una sociedad más justa”

Una de las Medallas Morosoli en la XXI entrega de los premios de la cultura uruguaya se entregó en homenaje al Presbítero Narciso Renóm, fallecido hace muy poco, a quien desde la presentación, denominaron: “Hombre de Iglesia, pastor y guía de los jóvenes”.
Recordaron sus palabras: “La verdad siempre afianza la libertad y la verdad siempre afianza la honestidad, y la libertad y honestidad siempre son términos muy fuertes en la convivencia del ser humano. Entonces, el no saber la verdad inclina a la deshonestidad, a la mentira, al tapujo, a la evasión y eso no es lo bueno”.
En el acto se trazó un perfil de Narciso Renom Pons. Nació en Barcelona el 22 de diciembre de 1936, en un hogar constituido por el padre Narciso, la madre Justina y 6 hermanos. Obtuvo el título de perito industrial mecánico en 1948; se recibe de radiotécnico para los estudios de Barcelona en 1952, cumplió el servicio militar siendo promovido a Alférez eventual en 1958. Ese mismo año llegó a Uruguay el 26 de agosto, se ordena sacerdote el 13 de agosto de1966 y el 2 de diciembre de 1970 obtiene la carta de ciudadanía. Ocupa diferentes cargos a nivel eclesial. Inspirado en el espíritu de una iglesia renovada desde el papado de Juan XXIII plasmado en los documentos Vaticano II, Medellín y Puebla, Renom impulsa nuevas herramientas de evangelización para la Diócesis de Minas como lo son el Movimiento de Cursillos y el Movimiento de Encuentros Matrimoniales. Se destaca su trabajo con los jóvenes en la Casa de la Juventud, fundada en 1974 a instancias del obispo Monseñor Edmundo Quaglia, y en ella vive y trabaja hasta su fallecimiento.
Impulsa la Pastoral Juvenil Nacional asesorando la Comisión Nacional de la Juventud de la Conferencia Episcopal Uruguaya junto al Presbítero Jorge Techera durante el arzobispado de Monseñor Carlos Partelli.
Es designado por la misma Conferencia como responsable de la preparación de la primera visita del papa Juan Pablo II al Uruguay.
Es catedrático en el Instituto de Filosofía Ciencias y Letras, hoy Universidad Católica del Uruguay, entre 1977 y 1980. En el año 79 la dictadura cívico- militar intentó extraditarlo, dato que pocos conocemos, y gracias a la intervención del obispo Monseñor Carlos Mullin, lo habilitan al ejercicio de la docencia en todo el territorio. A la vez consolida la legalización de su ciudadanía.
En 1987 es nombrado párroco en Batlle y Ordóñez hasta su retorno a Minas ocupando durante un lapso de tiempo el cargo de párroco de la Catedral. Es vicario general y vicario pastoral durante varios años.
El 22 de diciembre, fecha de su cumpleaños, se nominará Presbítero Narciso Renóm Pons al Centro de Capacitación creado por él, en la localidad de Batlle y Ordóñez.
Fallece el 5 de setiembre de este año.

“EN EL ADIÓS YA ESTABA LA BIENVENIDA”
Recibió la Medalla Morosoli Homenaje el sacerdote Óscar Díaz, quien agradeció a la Fundación Lolita Rubial, y señaló que se encontraban representados muchos minuanos y minuanas, porque “Narciso Renom marcó a muchas personas criterios de juicio y de discernimiento para una sociedad más justa, desde la creencia en la fe pero también desde un humanismo concreto. Recibir este premio es el agradecimiento de muchas generaciones que continúan haciendo presente el ideal de vida de Narciso Renom.

Termino con una frase que él decía y que dejó escrita poco tiempo antes de morir, y es de Mario Benedetti, y eso también nos habla de su personalidad. Y esa frase es: ‘Se despidieron y en el adiós ya estaba la bienvenida’. Gracias”. 

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