miércoles, 23 de septiembre de 2015

Melina Jarriz San Martín: “Mi futuro es el ballet, no tengo un plan B”

Había una vez … una niña, Melina Jarriz San Martín, que nació en Minas, el 6 de julio de 1999, y que hoy a los 16 años, recién llegada de Europa, recuerda que a los 6 años tenía una amiga que iba a ballet, “y todo empezó como un juego, le dije a mamá que quería ir, probé y me encantó el ballet, y hoy amo el ballet. Mi primer maestro fue Hebert Loza, con mucha disciplina, coordinación, tiempo, fue mi maestro, éramos un montón, nos exigía, y ahora me doy cuenta que tenía razón, y eso se lo agradezco siempre, porque si no fuera por él y su disciplina no sé si estaría así de metida con el ballet”.
Con 15 años se fue a Europa, y otra vez una amiga de la familia “nos contó que venía una chica de Alemania para acá, luego invitamos a una chica de Dinamarca por 6 meses, y me emocionó la idea de ir. Me informé como eran estos intercambios, y le propuse a mis padres irme a Europa sola. Investigamos mucho, había mucho miedo, para mi padre era una locura con 15 años irme sola, pero mi madre me apoyaba. Entre los países con intercambio elegí Holanda, no sé por qué, pero dije 'quiero ir a Holanda', me atrajo e investigué sobre el ballet que se hacía, hay un buen nivel. Me fui el 8 de agosto de 2014 y volví el 4 de julio. Viví en Maarssen, una ciudad de la provincia de Utrecht”, contó Melina.

BAILAR Y VIAJAR

En Holanda hizo ballet y stretch dance: “logré muchas cosas, me entrené mucho, la exigencia es muy alta, lo genera también el profesor por la manera de enseñar y de bailar”, dijo Melina.
Desde Holanda viajó a Alemania, República Checa, Francia, España, Bélgica y México, “una experiencia hermosa, única”.
Melina tiene una sonrisa permanente, pero recuerda que también hubo tristeza. “Es que todo es muy lindo ahora que lo cuento, pero no fue fácil, se extraña mucho. Los primeros cuatro meses fueron duros, no conocía el idioma, y era muy frustrante, tenía base de inglés y allá no es nada, porque todos hablan inglés. Es difícil hacer amigos, nada que ver a Uruguay, son más fríos, cuesta relacionarse, pero hice una amiga, el idioma es una barrera. Después entré en el ritmo y me acostumbré, siempre con algunos momentos en que te viene eso de extrañar. Pero valió la pena, estuvo muy bueno. Se lo recomiendo a todo el mundo, y yo lo haría otra vez”.

NO TENGO PLAN B

Al regreso, volvió al Liceo San José. “Había dejado las notas congeladas, ahora continué con otro grupo, estoy haciendo tercer año. Mis padres me consiguieron desde acá una academia de ballet en Punta del Este, donde voy los martes, jueves y sábados. Cuesta con el liceo, pero voy a seguir y seguir, la idea es audicionar el año que viene para entrar a la Escuela del SODRE, es un sueño, este año no me animé a presentarme, pero el año que viene me voy a preparar y voy a presentarme. Ojalá entre. Mi futuro es el ballet por ahora, no tengo un plan B”.

A bailar, entonces.

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