ADES MINAS CONVOCÓ A CONVERSATORIO SOBRE LA TRANSFORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN
ADES Minas convocó a un conversatorio en plaza Libertad. Consultada la presidente de ADES Minas, Ana Caballero, dijo que “en el escenario de lucha que tenemos ante la reforma educativa que están imponiendo las autoridades de la educación uruguaya, lo que planteamos es un intercambio con la población de Minas, compartir interrogantes, miradas, formas, pensamientos, que también nosotros como docentes tenemos. Es una oportunidad de compartir con el otro. La invitación era abierta a todos”.
EN LA PLAZA
Asistió al conversatorio parte del Ejecutivo de FENAPES. Primera
Página dialogó con su presidente, José Olivera, quien manifestó que “simbólicamente
es interesante que se haga en una plaza pública, por aquello que los temas que
hacen a la construcción del Estado y del desarrollo del país, son de interés público,
y por lo tanto, está bueno que se hagan en espacios donde se pueda dar el
intercambio, la información, la búsqueda de acuerdos de nuestra sociedad”.
PUESTA EN ESCENA
“Felizmente la iniciativa de nuestros compañeros/as, que
es coincidente con lo que viene haciendo la federación nacional, que en nada
tiene que ver con la política que llevan adelante las autoridades de la educación,
que están haciendo un contacto que llaman ‘Cara a cara’ que tiene más pinta de ‘Pueblo
a pueblo’ de campaña electoral; es una puesta en escena, porque incluso hemos
contactado la contratación y llevada a los espacios de correligionarios
militantes a favor del gobierno. Esta es una administración que no discute, que
no dialoga, que está dispuesta a imponer una transformación educativa con el
rechazo generalizado del cuerpo docente, del movimiento estudiantil, y de
sectores vinculados como familias que emitieron un comunicado recientemente
reclamando un diálogo nacional en serio, para generar los cambios que Uruguay
requiere en materia educativa”.
NO HAY VOLUNTAD POLÍTICA
Aseguró Olivera que “vamos a estar en una situación de
conflicto en este cierre de año, y seguramente el principio del que viene,
porque no vemos voluntad política de las autoridades para generar los espacios
que se están reclamando, ni de búsqueda de consensos. Hay una prioridad para el
gobierno de la educación que es demostrar en el marco de los tiempos
electorales que se avecinan algunos cambios de la educación, pero que dudamos
de su consistencia, sus bondades, su efectividad. Por distintas razones”.
CONOCIMIENTOS
Manifestó el presidente de FENAPES que “se tiene que
tomar conciencia que aquí lo que se está discutiendo es la formación de las
nuevas generaciones, y en eso el conocimiento es un tema clave: hay que
agilizar los accesos al conocimiento, mejorar las condiciones de aprendizaje y
de trabajo, ampliar las políticas públicas que garanticen que efectivamente
todos y todas en el territorio nacional puedan acceder a la educación, y esta
reforma que propone el gobierno va en contra de esa lógica y construcción. Lo
que ellos llaman educación básica integrada, reduce los años de escolarización
de las nuevas generaciones. Eso va a generar obstáculos importantes en formación
para que puedan tener continuidad educativa más allá de tercer año de educación
media, lo que nos parece que es un retroceso muy grande para el Uruguay, que
venía construyendo una ampliación de su propuesta educativa, para que se
pudiera garantizar el derecho a la educación en todo el territorio, con expansión
del bachillerato de Secundaria y de UTU, la irrupción de la UTEC, la
descentralización de la Universidad de la República, todo eso que se vino
construyendo los próximos años está en juego en la discusión de la transformación
educativa. Por eso es importante que tengamos estos espacios de intercambio con
la sociedad”.
SIN CONSENSO SOCIAL Y POLÍTICO
Seg’un el dirigente, básicamente se niega la participación
de los educadores en esta propuesta de transformación educativa. Olivera
sostuvo que “en el mundo en serio cuando se discute la transformación
estructural de la educación, se hace cobijándola desde un consenso social y político
muy fuerte. Esto requeriría una convocatoria a espacios que están previstos en
la ley como el Congreso Nacional de la Educación, tratar de darle carácter
vinculante a las resoluciones que surgen, y no dejar de lado muchas ideas. Si
no se quiere discutir con estas perspectivas la transformación educativa, tanto
en el Primer Congreso Nacional de Educación Julio Castro como en el Segundo
Congreso Nacional de Educación Reina Reyes, hay elementos más que suficientes
para construir esa política y asegurar el apoyo social, político, y el
financiamiento y sostenimiento que se viene teniendo desde hace muchos años.
Eso es lo que está faltando: no hay un solo pronunciamiento de los docentes a
través de las Asambleas Técnico Docentes (ATD) que estén a favor de esta
reforma. La pregunta que uno se hace es: ¿Cómo es posible reformar la educación
sin los que después la tienen que traducir concretamente en las aulas? Que a su
vez ya están señalando reparos de formas y contenidos, la ATD de UTU que tenía
sus equipos trabajando en la configuración de los nuevos programas, retiró sus
delegados básicamente con los mismos argumentos que se retiraron los delegados
de las ATD de Secundaria y los de las ATD de Primaria, y es la falta de diálogo
real, constructivo”.
SOMOS LA AUTORIDAD
Al señalarle que hay (un aparente) diálogo, Olivera señaló
que “una cosa es montar un simulacro de diálogo, ‘te recibo, te escucho, y está
todo bien, entendemos tus planteos pero vamos a hacer esto, porque somos la
autoridad’. Así no se construye desde la democracia el diálogo, y mucho menos
una transformación educativa. Falta diálogo con los docentes, con los
trabajadores de la educación, con los gremios estudiantiles. El caso de los
estudiantes de formación docente o en educación es muy clave, y reclaman lo
mismo, diálogo. Esta transformación con el grado de improvisación que se está
haciendo, va a ser casi nula su implementación real y en buenos términos a
partir de marzo de 2023. Esto lo decimos los sindicatos de la educación, lo
dicen los gremios estudiantiles, y ahora lo dice el sector privado de la
educación, que está pidiendo a la administración diferir esta reforma para el
2024 porque no hay condiciones para implementarla el próximo año. Sin embargo,
la administración por la necesidad electoral que tiene, dice que no va a
escuchar los planteos. Se va a seguir adelante, y se va a aplicar la
transformación educativa a partir de marzo de 2023”.
CONFLICTOS
Al señalarle que las expectativas sobre la reforma son de
muchas dudas y cuestionamientos, Olivera manifestó que “cuando se recorre el país,
se dialoga con docentes, estudiantes, padres y madres, con trabajadores, lo que
se percibe es que se está generando un verdadero escenario de conflicto, que de
alguna forma se ve que el gobierno lo busca. Quienes están al frente de la
reforma educativa, decían desde antes de ser gobierno que ‘con los sindicatos
había que confrontar con el cuchillo entre los dientes’, y tergiversan
brutalmente lo que había pasado en Finlandia. Cuando se tiene un ministro de
Educación que dice que ‘los sindicatos son parte del problema y no de la solución’,
y los excluye del debate y la construcción de la política pública, ahí hay una
lógica de confrontación desde el propio gobierno. Esto hace que se instale un
conflicto, ya está instalado a nivel país, con movilizaciones de distintos
actores y sectores. Lo que uno tiene como perspectiva es que si no hay cambios
drásticos de escuchar, buscar diálogos de consenso, el conflicto se profundiza.
Y ¿cómo se manifiesta? Eso es lo que vamos a tener que discutir”.
PRIVATIZADOR
Al señalarle que hay dos protagonistas en esta
transformación educativa, el ministro Pablo Da Silveira y el presidente del
CODICEN Robert Silva, cuyas posiciones son muy discutibles y criticadas,
Olivera señaló que “Da Silveira viene criticando a los sindicatos desde hace más
de diez años, es un ministro que manifestó su convicción privatizadora de la
educación hace muchos años. El otro día el politólogo Gabriel de Lacoste decía:
‘Nunca se olviden los sindicatos de la educación, que hicimos críticas a la
reforma de (Germán) Rama, porque entendíamos que había un problema con el
pasaje de las disciplinas a las áreas, con lógica gerencialista, etcétera. Ya
en los ‘90 Da Silveira hablaba de instalar los voucher en nombre de la libertad
de mandar sus hijos a la educación privada y que el estado pagara esos voucher
como lo hacían en Chile; estos son los actores que vuelven y que están
directamente al frente de la transformación educativa’. Con el mal ejemplo y el
fracaso que fue en Chile, que ya se está de vuelta de todo eso que se implementó”.
COMO UN ‘DÉJÀ VU’
Agregó el sindicalista que “ya se está de vuelta de los
planteos que están en nuestra transformación educativa: el séptimo, octavo y
noveno año es una idea que en el mundo ya se abandonó. En Uruguay se aplicó en
escuelas rurales, o en centros educativos integrales, fue un rotundo fracaso,
porque los estudiantes cuando egresaban no tenían condiciones para sostenerse
en el bachillerato público o privado. Hay montones de cuestiones que como un ‘déjà
vu’ vuelven a instalarse, y lo hacen con una prédica previa de desprestigio a
la educación pública, a los docentes, a las organizaciones representativas,
entre los cuales el principal abanderado de esa prédica es el ministro de
Educación y Cultura Pablo Da Silveira”.
SOSTIENE QUE NO HAY RECORTES
Respecto al rol de Robert Silva, dijo Olivera que “es el
mismo de los ’90, reformulado en su cargo. Robert Silva es el retorno a la
vieja política: a la represión, al acomodo y la corrupción, es el retorno a las
viejas concepciones neoliberales de la educación. Fue un gerente al servicio de
la reforma de Rama -en aquel entonces encabezó represiones-, hoy no lo puede
hacer porque es el presidente del CODICEN, pero no porque no lo piense y no
tenga ganas. Sabe las instituciones que ocupa, pero claramente su línea es de
no diálogo y de montar un relato en torno a la realidad que está disociado, es
el único que sigue sosteniendo que no hubo recortes en la educación. Cualquiera
que está vinculado a la educación -los legisladores del partido gobernante
especialmente- reconocen los recortes en la educación, pero Robert Silva sigue
manteniendo que no hubo recortes. No es que no tengamos diálogo con el
presidente del CODICEN, hay teléfono abierto, hay reuniones, pero bajo la lógica
que podemos tener razón, ‘pero acá a nosotros nos eligieron para gobernar y
vamos a hacer lo que nosotros queremos hacer, con independencia de lo que
ustedes piensen’”.
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